Consejo Coordinador Empresarial de Hidalgo, peones del Capitalismo de Cuates.
#Opinión | Julio Gálvez
En el tejido político y empresarial de Hidalgo, el fenómeno del capitalismo de cuates se ha arraigado profundamente. Este sistema, donde un grupo selecto de políticos y empresarios se beneficia mutuamente en un ciclo vicioso de corrupción y privilegios, ha perdurado a través de los años, independientemente del partido en el poder.
Tras las elecciones democráticas de 2022, la esperanza de cambio se avivó con la derrota del PRI, que había gobernado durante 94 años en la región. Sin embargo, esta victoria fue empañada por la astuta movida de empresarios oportunistas y políticos disfrazados de izquierda, quienes encontraron en el partido gobernante una nueva plataforma para salvaguardar sus intereses.
El Consejo Coordinador Empresarial, entre otros, ha sido señalado como un actor clave en esta trama, sirviendo como vehículo para la perpetuación del capitalismo de cuates. Pseudoempresarios que antes se alineaban con el PRI ahora encuentran cómplices en las filas de Morena (como es el caso de Juan Carlos Martínez) tejiendo una red de influencia que obstaculiza el verdadero progreso y desarrollo de Hidalgo.
Este entramado no solo perjudica la libre competencia justa en el mercado, sino que también limita el potencial de crecimiento económico y social de la región. Casos como la exclusión de Uber en favor del monopolio de los taxis evidencian cómo los intereses de unos pocos prevalecen sobre el bienestar colectivo.
Tiene razón Carolina Viggiano, cuando señala a este sector de la sociedad, que de forma hipócrita y convenciera, sin ningún tipo de principio o ideal, brinca a Morena en la búsqueda de sus propios intereses empresariales y económicos.
En última instancia, la lucha contra el capitalismo de cuates en Hidalgo requiere una mayor vigilancia ciudadana (llevar a los hipócritas a la luz), así como la implementación de reformas estructurales que promuevan la transparencia y la rendición de cuentas en todos los niveles de gobierno y empresa.
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Pd. La crítica anterior no significa que en Hidalgo no existan empresarios honestos, que con el sudor de su frente hayan ganado su fortuna y no con el favor de los políticos.
A ese sector es al que se le debería incentivar, que compremos y consumamos en esos establecimientos de esos hidalguenses honestos, no de barberos del poder, que por dinero harían cualquier cosa, como manipular encuestas (en medios chayoteros derechistas como el Universal) en favor de su grupo, para crear la apariencia y el estigma mental de que van arriba cuando en realidad son repudiados por el pueblo.
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