Hace 65 años, el 16 de enero de 1958, fue un gran día para Don Julio José Gálvez Méndez, quien inició el proyecto periodístico “El Nuevo Gráfico de Hidalgo” como una alternativa al discurso oficial en esta entidad federativa que siempre había sido gobernada por un sólo partido, apoyado siempre por su esposa Consuelo Rodriguez (Chelito), continuando con su trabajo post mortem en el semanario impreso, sus hijas, las licenciadas Norma Gálvez Rodríguez y Aida Gálvez Rodríguez.
De esta forma, ante la crisis del papel que se vivía en Estados Unidos, en el Washington Post, la cual fue dialogada entre el empresario Adolfo Antón de la Concha y Julio Alejandro Gálvez Bautista, este último convenció a su finado padre Julio Alejandro Gálvez Rodríguez y a su abuelo, Don Julio Gálvez Mendez, de la necesidad de enfrentar tal problemática que pronto alcanzaría a México, por lo que el 16 de enero de 2007, se comenzó con el proyecto www.laplana.com, que diseñó el ingeniero Francisco Islas Astorga.
De esta manera, el 16 de enero de 2008 y por medio de una alianza con Google, así como de varias pruebas, fue lanzado el portal electrónico: www.nuevografico.com, el cual en la actualidad cuenta con un alcance nacional de 7 millones de personas al mes, junto con sus redes sociales.
Uno de los principales cambios que se realizaron durante la modernización del medio, fue la incorporación de nuevos principios a través del lema “Formando Opinión Pública”, el cual se obtuvo del razonamiento de la obra de Giovanni Sartori, titulado “Opinión Pública y Democracia”.
Esta teoría nos explica que la libertad de expresión forma parte de un conjunto de derechos humanos fundamentales reconocidos en las primeras declaraciones de derechos del siglo XVIII, es decir, constituye una de las primeras conquistas del constitucionalismo liberal.
El reconocimiento de este derecho, permitió a los ciudadanos ganar un espacio de libertad frente al poder del Estado, dentro de sociedades autoritarias donde el periodismo se convirtió en una labor democratizadora. En pocas palabras Sartori sostiene que se puede obtener la democracia de alguna sociedad a través de la libertad de expresión.
De esta forma, la libertad de expresión de los ciudadanos permite la creación de la opinión pública, la cual a su vez le proporciona contenido a otros principios dentro de un ordenamiento jurídico, ya que sólo una discusión pública libre sobre asuntos de interés general asegura la materialización de un Estado democrático, lo contrario nos llevaría a un Estado autoritario.
Por lo anterior, la libre opinión pública es un derecho colectivo que forma parte del derecho a la libertad de expresión y que ante la falta de información objetiva, hoy en día, busca consolidar el factor democrático dentro de Estados en los que impera una sola forma de pensamiento impuesta por medios institucionales de comunicación y el gobierno.
Así mismo, Habermas, en su obra titulada "Historia y crítica de la opinión pública", definió que la opinión pública es todo juicio de valor verdadero o falso, realizado libremente por una persona sobre determinado hecho o conducta y que es llevado ante un espacio público para su tratamiento.
Hoy en día la doctrina y las sentencias internacionales han definido que el derecho a la libertad de opinión no debe contemplar todas aquellas expresiones de noticias y afirmaciones de hechos, ya que estas se encuentran tuteladas por los derechos a la libertad de informar y la libertad de presa, los cuales son distintos al derecho a la opinión pública que se encuentra relacionado con el factor democrático.
Lo anterior es así debido a que los hechos objeto de determinada información necesitan forzosamente ser verdaderos con el fin de evitarse cualquier distorsión de la realidad que pudiera causar alguna afectación sobre un tercero; mientras que las opiniones como son juicios de valor sobre determinado hecho o conducta en una democracia, resulta indiferente que sean verdaderas o falsas.
De esta forma, podemos concluir que, sólo una discusión pública sobre asuntos de interés general asegura la libre formación de la opinión pública, ya que independientemente de que cierta opinión sea verdadera o falsa, contribuye en la consolidación de un Estado democrático libre y plural en donde todos tienen derecho a expresarse.
Las ideas falsas, erróneas o verdaderas, presentadas libremente en un espacio público, que se materializan en argumentaciones y contra argumentaciones deben ser tuteladas por el Estado, ya que estas contribuyen para formar una conciencia colectiva en sociedades manipuladas por una sola verdad objetiva o institucional.
Por lo anterior, podemos concluir que sin una discusión libre no es posible la realización cabal del Estado democrático, donde todas las y los ciudadanos tienen derecho a opinar, de lo contrario, nos encontraríamos ante un gobierno autoritario, donde sólo existe la información oficial del político o gobernante, que no se ha comprendido aún la democracia a pesar de haberla obtenido.