Me alegra poder saludar en la alegría de Cristo Resucitado a todas las madrecitas en este 10 de Mayo en que las recordamos con mucho cariño, porque siempre están junto a nosotros, compartiendo nuestras alegrías y nuestras tristezas, nuestros triunfos y nuestros fracasos, nuestras angustias y nuestras esperanzas.
Un año más celebramos el “Día de la Madre” en condiciones excepcionales. La pandemia nos impide la cercanía física, los abrazos y los besos, el almuerzo o el paseo en familia. A pesar de la profunda tristeza que nos causa el aislamiento, nos sentimos unidos a ustedes queridas mamás con el pensamiento y sobre todo con el corazón hecho plegaria.
Hoy queremos darle gracias a Dios que nos muestra su gran amor al regalarnos a todos una mamá que nos ha engendrado y nos ha traido a este mundo, y desde antes de todo ello, ya estabamos presentes en su mente y en su corazón. Ellas reflejan en nosotros y en nuestras familias el amor que Dios nos tiene: son el rostro materno de Dios.
Gracias mamás porque siempre están dispuestas a abrazarnos, acogernos, bendecirnos, apoyarnos y perdonarnos.
Gracias mamás por ser heroínas que atienden simultáneamente varios frentes: el trabajo, el hogar, el aconsejar y acompañar a sus hijos en todo. Su jornada de trabajo dura muchas horas del día y tambien de la noche.
Gracias mamás por ser un himno de amor a la vida, por ser santuario de la vida, y de la fecundidad. Son ustedes el antídoto más fuerte ante la difusión del individualismo egoísta. El renacer de la humanidad comienza con ustedes al ser fuente de vida.
Queridísimas mamás, gracias por lo que son en la familia y por lo que dan a la Iglesia y al mundo. Al educar a un hijo, educan a un pueblo.
Que la Santísima Virgen María, les bendiga siempre y que su maternal protección les enseñe a formar en sus hijos el corazón de Cristo. Que ella tambien interceda ante su Hijo Jesús por las mamás difuntas. FELICIDADES.
Mi cariño y mi oración para todas en este día y siempre.
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