El capitalismo de cuates y la falta de ideología política en Hidalgo.



Julio Gálvez.

Hemos recibido algunos cuestionamientos del por qué ahora este medio de comunicación critica a Morena, después de haberlo apoyado.

La respuesta es clara, porque los mismos medios de comunicación que alababan al PRI ahora lo hacen con Morena en Hidalgo, ahí es a donde se encuentra el chayote, no existe un cambio, siguen siendo los mismos. Justo en ese detalle la ciudadanía puede percatarse de la farsa y que alguien tiene que mantenerse del lado de los ideales volviendo la democracia real, ya que está no puede existir sin la libertad de expresión.

Ahora bien, atendiendo a los cuestionamientos, es importante aclarar que nosotros jamás le hemos pedido algo a Menchaca (le pueden ir a preguntar) ni a morena, más bien ellos prefirieron traicionarnos por cumplir acuerdos y apoyar políticos del viejo régimen e impulsar a sus juniors y personajes contra los que siempre ha luchado la izquierda.

En el estado de Hidalgo, una ola de cambios de lealtades políticas ha sacudido el panorama político en los últimos años, con destacados priistas saltando a la alianza Juntos Haremos Historia. Este fenómeno ha vuelto a poner de manifiesto un problema persistente en la región: el "capitalismo de cuates", donde la clase política se adueña del gobierno para enriquecerse a expensas de conexiones corruptas con empresarios y prestanombres, sin importar el partido político en donde se encuentren.

El Semanario Nuevo Gráfico, en diferentes ocasiones ha resaltado la gravedad de esta situación. En Hidalgo, el capitalismo de cuates parece ser una característica arraigada en el entramado político. Desde los días del gobierno de Murillo y a lo largo de las décadas, la administración gubernamental se ha convertido en un botín codiciado por políticos y familias privilegiadas, mientras las necesidades del pueblo quedan relegadas a un segundo plano.

Lo más sorprendente de este escenario es cómo esta misma clase política, que ha prosperado bajo el sistema establecido, ha encontrado una forma de mantener su poder y control incluso en medio de los cambios políticos. La infiltración en Morena, el partido que ha cobrado fuerza en la región, se ha convertido en su estrategia para preservar sus privilegios.

El triunfo de Morena en Hidalgo marcó un punto de inflexión en la política local. Al asumir el cargo, Menchaca, un personaje clave en este escenario, tomó una decisión que no pasó desapercibida: excluyó a la izquierda y abrió la puerta a los llamados "juniors" de familias políticas arraigadas en el antiguo PRI. Esto no solo revela la fuerza y la influencia de la élite política, sino que también plantea preguntas sobre el rumbo que tomará Hidalgo en el futuro.

En resumen, los cambios de lealtades políticas en Hidalgo, la persistencia del "capitalismo de cuates", y la infiltración de la élite política en Morena son temas cruciales que merecen un escrutinio continuo. Estos acontecimientos no solo tienen un impacto en la política regional, sino que también arrojan luz sobre la compleja interacción entre el poder político y los intereses personales, y plantean preguntas sobre la representación efectiva de la voluntad del pueblo hidalguense en el gobierno.

Es lamentable que ahora a los priistas, expriistas, clase política sin ideales y traidora que brincó a morena los vean como sus ídolos y a nosotros nos vean mal, cuando siempre luchamos desde la izquierda por la democracia de Hidalgo, sin buscar algún puesto o interés económico.