Hidalgo bajo el agua



Ríos desbordados arrasan comunidades; deslaves sepultan viviendas y escuelas

Por Ricardo Montoya

Pachuca, Hgo., 10 de octubre.

La furia del huracán Priscilla ha dejado un escenario desolador en Hidalgo: 16 personas muertas, más de mil viviendas dañadas y decenas de comunidades incomunicadas por derrumbes e inundaciones.

El gabinete de seguridad estatal, encabezado por el gobernador Julio Menchaca Salazar, informó que las víctimas perdieron la vida al ser sorprendidas por deslaves y aludes de lodo y rocas que se desprendieron de cerros en regiones serranas y huastecas. Varias familias fueron arrasadas en cuestión de minutos por la fuerza de la naturaleza.

“Hasta el mediodía de este viernes se han contabilizado mil viviendas afectadas en 90 comunidades de 17 municipios”, detalló Guillermo Olivares Reina, secretario de Gobierno.

La lista de daños es alarmante:

308 escuelas con afectaciones estructurales o inundadas.

59 clínicas y hospitales dañados.

27 puntos con inundaciones activas.

80 deslaves y 5 puentes colapsados por las torrenciales aguas de seis ríos desbordados.

Las zonas más golpeadas se encuentran en la Sierra Otomí-Tepehua, la Huasteca Hidalguense y el Valle de Tulancingo. Municipios como Huejutla, Tianguistengo, Xóchiatipan y Zacualtipán están entre los más afectados. En al menos 17 municipios, el servicio eléctrico colapsó por completo.

Autoridades instalaron 95 albergues temporales para atender a la población damnificada, aunque todavía no se tiene una cifra oficial de personas desplazadas.

“El objetivo prioritario es salvar vidas y restablecer la comunicación con las comunidades aisladas”, declaró el gobernador Menchaca. Anunció que se utilizará un fondo de emergencia de 500 millones de pesos para atender la tragedia.

La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, ha estado en constante comunicación con el gobierno estatal, según informó el mandatario.

Mientras tanto, en las zonas siniestradas, el olor a tierra mojada se mezcla con el silencio sepulcral de viviendas sepultadas y caminos destrozados, mientras equipos de rescate trabajan contrarreloj entre el lodo y los escombros.