EVOCANDO AL SILENCIO

Por Hans Giébe.

El pasado jueves 13 presenté mi libro “Evocación al Silencio” en el auditorio Salvador Toscano del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en la Bella Airosa, Pachuca.

El evento dio inició al caer la noche. A petición del delegado estatal del INAH, Rodolfo Palma Rojo, quien comentaría el libro, decidí hacer por primera vez una presentación de esta obra derramada en versos de extensiones poéticas, un texto de largo aliento que escribí en aproximadamente poco menos de un mes en la Ciudad Luz, Paris. Fue en el otoño del 2012 cuando estuve viviendo en esta mítica locación del mundo, en ese nido de genialidades de todos los ámbitos del arte y de las ciencias. Lo he dicho reiteradamente: Evocación al Silencio lo escribí en Paris, pero no habla de París, sino de algo más eterno que Paris, como la soledad, la noche y el silencio. Pero sobre todo, mi Evocación se dedica a explorar la frágil condición del hombre ante la muerte.

En la mesa de los comentarios estuvieron Virgilio Guzmán Valdés, asiduo colaborador de El Nuevo Gráfico, quien hizo un comentario poético sobre mi obra con una excelente valoración y crítica. Por otra parte, Daniela Garcilazo, que vino desde la capital del país, nos compartió su texto Lo memorable del vacío, que surgió de la lectura repetida en una sola noche de la Evocación al Silencio: 

“En un acto solemne apareces en medio de una aurora plácida y silente para interrumpir con tus palabras, al principio suaves, después osadas, esperando generar con tus vaivenes lo que parece una especie de rito o conjuro, recordándome en algunos momentos la noche de San Juan. Saberte protegido y cobijado por la bóveda celeste te otorgó tu corona que como haz escrito, fue puesta sobre tus cienes por tu misma mano… Es, amigo mío, un texto bello, sereno, laberíntico, ligeramente osado, valiente y quimérico. Que estas páginas sepan bien salvaguardar los trozos de existencia que has vaciado en tinta y pausas.” 

A través de imágenes, fotografías y texto, le di un recorrido al público asistente por el proceso que resultó en este libro que he ofrendado. Reproduje sobre la gran pantalla en blanco tras de nosotros y frente al público, algunas de las fotografías que siguieron el paso a paso y la genealogía de Evocación al Silencio. A través de cuatro países de Europa (Alemania, Holanda, Bélgica y Francia) y finalizando en México, fue como hice la narración del cómo llegó hasta la imprenta este trabajo. Yo, principalmente, rememoré los detalles cuando se fue gestando esta obra que consiste en un solo poema (por referencia a los versos de esa naturaleza) a lo largo de 70 páginas donde se aborda, en cronología de las cuatro estaciones empezando por la primavera y terminando con el invierno, el amanecer y el anochecer de un diálogo interno y de una superposición de imágenes versificadas que no tienen puntos ni comas desde el principio al fin.

Al terminar el solemne evento, hubo un espacio para hacer una serie de preguntas de parte del honorable público, que muy interesados dejaron salir varias preguntas que complementaban el acto de la presentación. Algunas como: cuánto tiempo me llevó escribir Evocación al Silencio (tres semanas), qué es lo que pensaba lejos de casa al momento de crear la obra (pensaba en un destino común y puramente humano); otras preguntas como: qué es lo que sigue en mi labor como escritor (sacar de los archivos algunas obras inéditas y continuar con los proyectos más recientes) y algunas preguntas más difíciles de contestar, como por ejemplo, en qué momento llegué a convertirme en lo que soy (cuando rompí con las maneras y sistemas contrarias al devenir artístico), fueron algunas de las cuestiones puestas sobre la escena aquella tarde.

Finalizamos agradeciendo la presencia de todos los amantes de la literatura, a la prensa, agradeciendo las felicitaciones, siempre y sinceramente bienvenidas, declamando las páginas primeras de mi libro para terminar con un brindis con queso y vino tinto así como con la firma de autógrafos al interior de cada ejemplar de Evocación al Silencio, que se habrían de llevar a casa para continuar con su lectura, con la interiorización de mis versos que gustosamente he compartido a través de la materialización de un libro de bella manufactura.

Jamás creí llegar a este punto, jamás imaginé presentar uno de mis libros en mi querida ciudad Pachuca con tanta satisfacción y entrega como lo he hecho. Yo, quien había reclamado mi posición en una sociedad que desconoce a los abnegados artistas y creativos, nunca imaginé llegar a compartir algo tan mío, y tan alejado del sucio comercio. Jamás pensé que mi Evocación al Silencio llegara a la intimidad del pensamiento de otros. Mi intención original era –y siempre ha sido- mantener esa conexión con la vida que se me permite a través de la palabra y así traer otras perspectivas inexploradas a nuestra realidad.