LUCRAR CON LAS VÍCTIMAS DEL SISMO.


Por Jorge Montejo.

Desde hace ya bastantes años, Televisa, nos tiene acostumbrados a los realitys shows. Los rostros de la televisión y las redes sociales parecen olvidar por un instante ante la tragedia la vida frívola de nuestros políticos para hacer su aporte en esta puesta en escena de una “moral epidérmica”.

Todo México exculpa sus faltas en este show de sentimientos encontrados, todos tenemos finalmente la oportunidad de sentirnos “buenos y bondadosos” al sacarnos la foto apoyando a las victimas del sismo; sin embargo, la gran falta que se oculta detrás de esta escenificación caritativa es, precisamente, que la “caridad” no es lo mismo que la justicia social. Los problemas que delata televisa, nuestra clase política y gran parte de la sociedad al escenificar montajes durante la tragedia, tomarse selfies con las victimas o retratarse donando víveres, son aquellos de un mundo sin valores que transforma el dolor humano en un espectáculo para conseguir aprobación social, likes o rating. 

Como todos los productos efímeros que hoy en día se difunden en las redes sociales, la actual catástrofe se rige por el principio de lo efímero: las victimas se ponen de moda, tanto como el sentimiento patrio o el espíritu navideño. Se trata de una moral que nos arranca lágrimas, pero no alcanza para derrocar a nuestro gobierno corrupto, o para crear un país más justo y equitativo. Esta moral epidérmica se olvida pronto frente a cualquier otro evento que se convierta en trending topic. 

En este orden de ideas, aprovechar la catástrofe para buscar aceptación social, desde la óptica de la ética es un montaje, una simulación, una mentira piadosa. Es la manera como una sociedad profundamente individualista, competitiva y consumista convierte a las victimas en objeto de consumo de masas, en espectáculo para las redes sociales. 

El sismo del pasado 19 de septiembre, está evidenciando el tinglado moral en que se mueve la sociedad mexicana y que empalma de manera inevitable el mercado y el espectáculo, es decir el dinero y las apariencias. Ante la catástrofe algunos mexicanos estan mostrando la falsa ética de una nación indolente a través de la fórmula de un “marketing humanitario” y de la cultura del like que promueve una visión sentimental de un pueblo que se autoengaña al grado de creer por un momento que nuestro país es un lugar justo y bueno cuando la descomposición del tejido social es enorme. 

En conclusión podemos decir que el sismo está mostrando lo peor y lo mejor de los mexicanos, por lo que debemos quedarnos con lo último ya que después de toda catástrofe las sociedades históricamente han demostrado cierta evolución. En este sentido, los ciudadanos tendrán que mostrar que unidos son más fuertes que su corrupto gobierno y que así como se unieron para vencer al terremoto, así se puede unir la gente para cambiar a sus gobernantes y construir un mejor país.