La historia posrevolucionaria de México no se entendería sin hablar del PRI quien gobernó el país durante más de 70 años hasta el año 2000 cuando Vicente Fox bajo las siglas del PAN llegó a la presidencia de México, aquella coyuntura si bien le quitó la primera magistratura al PRI, este aún conservaba la mayoría en ambas Cámaras, y además 19 gubernaturas, por lo que a pesar del triunfo histórico de la oposición en ese momento representada por Acción Nacional, la alternancia seguía sin llegar en estados con alta marginación social como Hidalgo, esto cambió el pasado 5 de junio cuando por primera vez los hidalguenses votaron por una opción distinta a la del tricolor.
A pesar de que el proceso electoral aún no concluye debido a las impugnaciones presentadas por la candidata aliancista, lo cierto es que la voluntad de los hidalguenses quedó de manifiesto con un contúndete 2 a 1 cosa que se ve muy poco probable que se revierta, aunque seguro el PRI agotará todas las instancias con los recursos legales que tengadisponibles.
Sí no hay ninguna novedad, entonces el próximo lunes5 de septiembre tendremos en Hidalgo un nuevo gobierno emanado de la izquierda y ahora la nueva oposición serán aquellos que detentaron el poder en el Estado por casi 100 años y tendrán que hacer un análisis a profundidad de qué tipo oposición quieren ser, pues hasta ahora en las últimas elecciones desde el 2018 excluyendo los comicios de ayuntamientos del 2020 donde fue una elección sui géneris (una pandemia y caída del PREP), en todas las demás los resultados les han sido muy desfavorables.
El siguiente año será crucial para el priismo donde se juegan sus dos últimos bastiones, Coahuila y el Estado de México, que de perderlos llegarían muy mermadospara el 2024, sin gubernaturas (exceptuando las que ganó recientemente en alianza), su fuerza política podría ser ya sólo anecdótica. Por el momento las fricciones al interior de ese instituto político hacen que se vislumbre un futuro incierto para el PRI.
