Él lo había prometido y entonces ¿qué paso?



Por eso, sí, por eso, con mayúsculas a ver si lo entiende él, sí claro, él que por cierto en campaña argumentó que los militares regresarían a los cuarteles, pero…. Lejos de ser cierto ahora están en las calles patrullándolas y evidentemente como se ha referido una y otra vez lejos de dar seguridad solo han dado malestares e incertidumbre.

Por eso con mayúsculas, QUE REGRESEN A LOS CUARTELES LOS MILITARES CUANTO ANTES. ¿Por qué deben regresar? Por sucesos como Ayotzinapa, Tlatlaya y ahora se suma lo acontecido en Tamaulipas donde elementos militares visualizaron un vehículo tipo pick up con siete personas a bordo, quienes presuntamente se trasladaban a exceso de velocidad con las luces apagadas y sin placas, y cuyos integrantes, “al observar la presencia de las tropas, aceleraron velocidad de manera intempestiva y evasiva, deteniendo su marcha al impactarse después con un vehículo que estaba estacionado”.

La Sedena reconoció que “al escuchar un estruendo, el personal militar accionó sus armas de fuego; suceso que actualmente diversas autoridades se encuentran investigando para determinar la veracidad de los hechos”. El saldo fue de una persona ilesa, una herida y cinco muertos. Que, según testigos, dos de los hombres fueron "rematados con disparos en la nuca". Tratándose de una "masacre" y un "abuso de autoridad".

Es difícil limpiar de manchas el ayer. Mejor enunciarlo así: todo presente puede sorprendernos con un peor rostro. Ahora temo echar de menos los tiempos en que alertábamos de la falta de preparación policiaca de los militares metidos a tareas de seguridad pública. Se extrañan, por así decirlo, las discusiones sobre los derechos humanos y los preceptos constitucionales que se estaban violentando. O se extraña que esas discusiones fueran el único eje.

Hoy la sociedad mexicana constata con pasmo que no es necesario un golpe de Estado ni un horrífico magnicidio para que los militares gobiernen. Ya no parece requisito que los generales hagan a un lado al presidente, a los gobernadores electos o a los legisladores. Les basta con apropiarse, por la vía de acuerdos, de las instituciones gubernamentales.

México es un país con una fuerza militar de 319 mil soldados y creciendo. Como en todos lados y en todos los tiempos, esta fuerza compone un agente a la vez necesario y temible para el sistema político.

En los últimos 15 años, el destino de los militares comenzó a cambiar. Por fin sirvieron a la patria no solo plantando árboles y ayudando con planes de auxilio en casos de desastres todo cambio y comenzaron a disparar contra los narcotraficantes y, aunque los mandaron con fusil, los dejaron sin escudo. Quizá por eso se explica la deserción militar que de 2000 a 2012 llegó a la escandalosa cifra de 163 mil 699 en esos años, casi 40 por ciento del ejército mexicano. Les agradaba solo cobrar y no morir en el trabajo de ser militar para continuar en la milicia obteniendo jugosos dividendos.

Se detuvo la sangría en el periodo de Enrique Peña Nieto, y entre 2018 y 2021 menos de 3 mil soldados (uno por ciento) han dejado su lugar. Y no es para menos: tienen más recursos que nunca, más negocios con el estado, más funciones además de la tarea de perseguir criminales, y siguen contando con el status especial que los protege de la monserga democrática de rendir cuentas.

Hoy los militares cabildean sin empacho y venden sus servicios sin remilgos. Firman convenios con todos los gobiernos, de todos los niveles, para tareas de todo tipo. En 2020 firmaron con la Ciudad de México para construir un hospital, con Puebla para hacer un centro educativo, a Coahuila le cobraron recursos estatales por construir instalaciones militares, en Guanajuato, tierra de agricultores exitosos, el Ejército recibió lo correspondiente para producir plantas de reforestación. Por contar sólo unos cuantos ejemplos.

Por ello recordar las palabras del general Francisco Villa, por cierto este año que está dedicado a la figura del revolucionario, se vuelve una obligada remembranza, una valiosa lección en el México de los últimos tiempos.

"Cuando se establezca la nueva República, no habrá más ejército en México. Los ejércitos son los más grandes apoyos de la tiranía. No puede haber dictador sin su ejército. Pondremos a trabajar al ejército. Serán establecidas en toda la República colonias militares, formadas por veteranos de la revolución. El Estado les dará posesión de tierras agrícolas y creará grandes empresas industriales para darles trabajo.

Laborarán tres días a la semana y lo harán duro, porque el trabajo honrado es más importante que el pelear y sólo el trabajo así produce buenos ciudadanos. En los otros días recibirán instrucción militar, la que, a su vez, impartirán a todo el pueblo para enseñarlo a pelear.”

Por ello darle el poder al ejército es prácticamente un suicidio teniendo en cuenta que las fuerzas armadas solo reciben órdenes más no se caracterizan por indagar si son las adecuadas para llevarlas a cabo o bien, si estas traerán dificultades. Solo recibir órdenes que deben ser acatadas más no cuestionadas.

No hay otra opción, los militares deben regresar a los cuarteles de lo contrario podría darse un episodio lamentable en la historia de nuestro país que si bien no sería nada desconocido sí sería catastrófico vivirlo nuevamente como en siglos pasados.

Regresar a los cuarteles a las fuerzas militares fue el discurso de él, un personaje de la política mexicana al cual muchos mexicanos apoyaron y creyeron en sus palabras. Hoy lejos de cumplirlas hace tratos con ellos y se apoya en ellos. Sí efectivamente éste personaje es López Obrador ¿qué sucederá?.... lo mejor será tomar cautela y estar atentos.