
#OpiniónPolítica | 03/08/2025
Ciudad de México.— El reciente video difundido en marzo como exclusiva de Nuevo Gráfico en el que el empresario jalisciense José Luis Salinas Gutiérrez destapa anticipadamente a la senadora hidalguense Simey Olvera como “gobernadora” ha reavivado las sospechas sobre el verdadero grupo político que respalda a la legisladora de Morena. Durante una fiesta privada celebrada el pasado 19 de marzo, Salinas Gutiérrez se levantó de su asiento y, frente a decenas de invitados, vitoreó “¡Gobernadora, gobernadora!”, mientras la senadora sonreía complacida y agradecía el gesto.
El episodio no fue menor. Salinas Gutiérrez no es un empresario cualquiera. Sus presuntos vínculos con personajes polémicos lo colocan en el ojo del huracán. En la misma reunión, además, el empresario se permitió bromear sobre el futuro de Adrián Rubalcava, a quien anunció como próximo director del Metro de la Ciudad de México, comentario que generó risas entre los asistentes. El contexto revela que no se trataba únicamente de una fiesta privada, sino de un espacio político cargado de mensajes anticipados y de complicidades.

Entre los invitados figuraban el senador suplente Emmanuel Reyes Carmona, integrante activo de La Luz del Mundo; el senador del Partido Verde Luis Armando Melgar, con vínculos empresariales con Ricardo Salinas Pliego; la petista Ana Karen Hernández, y el magistrado electoral Felipe Fuentes Barrera, identificado por respaldar decisiones clave a favor del actual gobierno federal. La convergencia de políticos, empresarios y operadores religiosos en un mismo espacio plantea la incómoda pregunta de hasta qué punto las candidaturas de Morena están siendo definidas por actores externos al movimiento de la izquierda social.
El caso de Simey Olvera se vuelve más polémico cuando se trazan sus conexiones con el exgobernador Omar Fayad Meneses. En septiembre de 2017, Fayad y su esposa, la actriz Victoria Ruffo, fungieron como padrinos en el matrimonio de José Luis Salinas con la entonces senadora perredista Iris Vianey Mendoza. Años después, el mismo empresario es quien encabeza públicamente un destape anticipado de la senadora hidalguense. Este lazo simbólico confirma la existencia de un posible padrinazgo político que trasciende coyunturas partidistas y se enlaza directamente con las redes de poder que Fayad consolidó durante su mandato.
La trayectoria de Simey Olvera tampoco ayuda a disipar las dudas. A lo largo de más de nueve años como legisladora no ha registrado iniciativas aprobadas de relevancia, y en los últimos meses se ha dejado ver en actos públicos y privados junto a personajes cuestionados por sus intereses empresariales y religiosos. Su destape, lejos de fortalecer a la militancia de Morena en Hidalgo, ha sido interpretado como una jugada política en la que el grupo de Fayad intenta afianzarse dentro del partido que lo desplazó del PRI, pero ahora bajo una nueva figura que garantice sus intereses.

El trasfondo de esta operación política se relaciona con los movimientos que Fayad realizó en sus años como gobernador. De acuerdo con fuentes políticas, tras pactar con Ricardo Monreal para evitar un proceso de desaparición de poderes en Hidalgo, Fayad habría entregado la plaza al morenismo, pero no sin antes preparar una estrategia para mantener influencia dentro del nuevo gobierno.

El suscriptor de este artículo redactó precisamente el documento de desaparición de poderes con la intención de sacar al PRI del poder por la invasión de esferas del ejecutivo al legislativo en 2018; sin embargo, Omar Fayad negoció con Monreal la gobernatura de Hidalgo y, al quedar ardido por esta jugada política-jurídica y con el afán de conservar su influencia, comenzó a comprar a diversos actores sin ideales dentro de Morena. Lo hizo a través de su secretario de Gobierno, Simón Vargas, y en ese entramado incluso la senadora Simey Olvera recibió apoyos de parte de Israel Félix, presidente municipal de Mineral de la Reforma.
Esta estrategia tuvo como objetivo impulsar y hacer crecer a políticos manipulables por el dinero y poder, al mismo tiempo que se discriminaba a figuras de la izquierda auténtica, como ocurrió con el doctor Pablo Vargas en Pachuca, donde se operó para su derrota. Con ello, se fue cerrando el paso a los verdaderos protagonistas del cambio democrático, consolidando la continuidad del gobierno de Fayad, que hoy se refleja en el actual gobierno.
Hoy, el video de marzo pone en evidencia que aquella estrategia continúa vigente. Simey Olvera aparece como pieza clave de un reacomodo en el que los intereses de Omar Fayad y su red política encuentran cauce dentro de Morena, en detrimento de las bases y simpatizantes que buscaban una verdadera ruptura con el viejo régimen. Las imágenes del empresario jalisciense proclamando “¡Gobernadora!” y la sonrisa cómplice de la senadora hidalguense no son simples anécdotas: representan la confirmación de que las viejas élites políticas, con nuevos disfraces, siguen moviendo los hilos en Hidalgo.
El apadrinamiento de Fayad sobre Simey Olvera, sumado a la cercanía con empresarios vinculados a La Luz del Mundo y a intereses económicos de Jalisco, revela la fragilidad de los procesos internos de Morena y el riesgo de que las candidaturas no respondan a la voluntad de sus bases, sino a acuerdos cupulares. En la política mexicana, donde los símbolos pesan tanto como los hechos, este episodio deja un mensaje claro: detrás de la sonrisa de la senadora, la sombra de Fayad sigue presente.
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Posdata: Después del tercer informe, desde las bases y simpatizantes de la izquierda hidalguense tendrá que surgir un proyecto auténtico hacia la gubernatura, capaz de hacer contrapeso y frente a esta simulación armada desde las cúpulas, porque hasta ahora no ha existido una unión real en este sentido y el vacío sólo ha sido aprovechado por quienes buscan perpetuar su poder bajo nuevas siglas. Al fin Alcalde, dijo que todos podían levantar la mano… ya sea hombre o mujer.
El apadrinamiento de Fayad sobre Simey Olvera, sumado a la cercanía con empresarios vinculados a La Luz del Mundo y a intereses económicos de Jalisco, revela la fragilidad de los procesos internos de Morena y el riesgo de que las candidaturas no respondan a la voluntad de sus bases, sino a acuerdos cupulares. En la política mexicana, donde los símbolos pesan tanto como los hechos, este episodio deja un mensaje claro: detrás de la sonrisa de la senadora, la sombra de Fayad sigue presente.
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Posdata: Después del tercer informe, desde las bases y simpatizantes de la izquierda hidalguense tendrá que surgir un proyecto auténtico hacia la gubernatura, capaz de hacer contrapeso y frente a esta simulación armada desde las cúpulas, porque hasta ahora no ha existido una unión real en este sentido y el vacío sólo ha sido aprovechado por quienes buscan perpetuar su poder bajo nuevas siglas. Al fin Alcalde, dijo que todos podían levantar la mano… ya sea hombre o mujer.