La obra del Tren México-Pachuca, cuyo arranque formal se registró el 24 de marzo de 2025, acumula un avance inicial reducido y ya no alcanzará la fecha de apertura prevista originalmente; autoridades federales y estatales ahora estiman que la entrada en operaciones se dará en el primer semestre de 2027.
Durante recorridos de supervisión, la Presidencia informó que el proyecto presenta apenas alrededor del 4% de avance en el tramo relevante, por lo que las labores deberán acelerarse y coordinarse con la adquisición de material rodante y la construcción de estaciones y obras complementarias.
Las autoridades han señalado varios factores concretos que explican el deslinde del calendario: las lluvias que han afectado el ritmo de obra en tramos cercanos a Pachuca, la persistencia de trámites y negociaciones para la liberación del derecho de vía en puntos clave y la incorporación de obras adicionales (puentes, patios de maniobra y conexiones) que amplían la complejidad técnica y administrativa del proyecto. El gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, ha responsabilizado públicamente a las condiciones climáticas y a pendientes en la liberación de terrenos por retrasos en el frente de construcción.
En paralelo a la construcción, ya se resolvió la licitación para el suministro del material rodante: la empresa CRRC Zhuzhou Locomotive fue declarada ganadora del contrato para entregar 15 trenes eléctricos destinados a la ruta México-Pachuca, con una oferta reportada por aproximadamente 5,846 millones de pesos; esos convoyes tendrán especificaciones para interoperar con la red suburbana y capacidad para transportar a cientos de pasajeros por unidad. La adjudicación del equipo implica además provisión de talleres y esquemas de mantenimiento para los primeros años de operación.
El plan oficial, recogido en el sitio de Proyectos México, mantiene la hoja de ruta con inicio de obra en marzo de 2025 y una proyección de puesta en servicio para 2027, pero el calendario detallado depende ahora de la resolución de los derechos de vía, la temporada de lluvias y de la conclusión de las pruebas técnicas y autorizaciones regulatorias que exige la operación ferroviaria de pasajeros. Las autoridades han dicho que, una vez concluidas las obras físicas, seguirá una fase de pruebas que puede requerir semanas o meses para garantizar seguridad y confiabilidad.
El impacto del retraso ya se percibe en el transporte regional: obras de conexión y trabajos en vía han provocado ajustes y demoras en servicios suburbano existentes y obligan a los usuarios y municipios a planificar alternativas de movilidad durante la fase de construcción. Además, la obra ha implicado negociaciones con proveedores locales y llamados para integrar la cadena de valor nacional en componentes y suministros.
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