
Redacción
28 de octubre de 2025
El periodista Juan Ricardo Montoya Benítez, colaborador de Nuevo Gráfico, Los Ángeles Press y corresponsal de La Jornada, falleció este martes mientras realizaba su labor informativa en la comunidad de Chapula, municipio de Tianguistengo, una de las zonas más afectadas por las tormentas ocurridas entre el 9 y 10 de octubre. El periodista perdió la vida alrededor de las 15:15 mientras documentaba los estragos que dejaron las intensas lluvias en la región serrana.
Montoya Benítez, de 55 años de edad, era reconocido en el gremio por su periodismo crítico, honesto y profundamente comprometido con las causas sociales. Durante más de tres décadas se dedicó a la labor periodística en Hidalgo y Querétaro, caracterizándose por su independencia, su defensa de las fuentes y su mirada ética frente al poder. Su trabajo en Nuevo Gráfico se distinguió por la profundidad de sus investigaciones y por el compromiso con la verdad, incluso en escenarios adversos.
Entre los episodios más relevantes de su trayectoria se encuentra la cobertura de la tragedia de Tlahuelilpan, ocurrida en enero de 2019, cuando la explosión de un ducto de Pemex —perforado ilegalmente para la extracción de hidrocarburos— dejó un saldo de 137 personas fallecidas. Su cobertura de aquel suceso fue considerada una de las más sensibles y documentadas sobre la emergencia que conmovió al país.
Además, Montoya abordó con rigor temas de justicia social, corrupción y desastres naturales en comunidades marginadas del centro del país. En los días recientes había recorrido diversas localidades afectadas por las lluvias en Hidalgo, como San Pedro Ayotoxtla, donde recogió testimonios de familias damnificadas que denunciaban la falta de apoyo de las autoridades. También había reportado los daños que dejó el huracán Priscila en el vecino estado de Querétaro.
El fallecimiento de Juan Ricardo Montoya deja un vacío profundo en el periodismo hidalguense y en la memoria colectiva de quienes reconocen la importancia de contar la verdad en el terreno, sin filtros ni concesiones. Su muerte ocurre en un contexto de crecientes riesgos para los comunicadores en México, país donde ejercer el periodismo sigue siendo una profesión marcada por la vulnerabilidad y la impunidad.
Sus colegas, amigos y lectores lo recordarán como un periodista de convicciones firmes, voz crítica y mirada humana, que hasta su último instante se mantuvo fiel a la esencia del oficio: estar donde ocurre la historia, para narrarla con dignidad.