México figura en 2025 entre los países más peligrosos a nivel global, según el Índice de Conflictos y Violencia Política 2025 elaborado por la organización internacional Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED). Este informe —que mide letalidad, peligro para civiles, difusión geográfica de la violencia y fragmentación de grupos armados— posiciona a México entre los cinco países con mayor peligro del mundo, justo detrás de naciones como Siria, Myanmar y Palestina.
El reporte señala que México recibe una calificación de “Extremo” en violencia interna pese a no existir una guerra declarada, debido a la alta cantidad de hechos violentos que afectan directamente a la población civil.
Además de esta clasificación global, otro índice internacional —el Ranking Mundial de las 50 Ciudades Más Violentas, elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal— muestra que 20 ciudades mexicanas están en la lista de las más violentas del planeta, un récord que supera números previos. Entre ellas están Colima, Acapulco, Manzanillo, Tijuana y Ciudad Obregón, todas con tasas de homicidios extremadamente altas.
De hecho, varias de estas ciudades figuran no solo entre las más violentas de México, sino entre las más peligrosas del mundo por homicidios por cada 100 mil habitantes, colocándolas muy por encima de muchas urbes en países con conflictos armados abiertos.
Estas cifras ponen en evidencia que la violencia en México no es solo una percepción, sino un fenómeno que atrae la atención de análisis globales. Aun así, el discurso oficial del gobierno asegura que “en México no pasa nada” y que la situación de seguridad está bajo control, creando un fuerte contraste con los índices internacionales.
Este impacto de la violencia tiene implicaciones profundas para la vida cotidiana de millones de personas, la confianza en las instituciones y la reputación internacional del país, especialmente en un contexto donde eventos como el Mundial de 2026 acercan la mirada del mundo hacia México.
