MIRANDO HACIA ABAJO

Chávez Héroe Versus Chávez Villano

Por Javier Enrique González Reinoza
Twitter: @JAVIERREINOZA1

Usualmente queremos dividir todo en dos categorías antagónicas que nos ayudan a simplificar la percepción sobre la realidad, por ejemplo: bello o feo, negro o blanco y héroe o villano. Los actores históricos se tienden a dividir en una de esas últimas dos, pero hay personajes que son difíciles de circunscribir en alguna por unanimidad. Hugo Rafael Chávez Frías es uno de ellos. ¿Quién fue Chávez? es la pregunta que usualmente me hacen los mexicanos cuando me presento como venezolano. Confieso que mis respuestas han variado en el tiempo y que para escribir estas líneas traté de tomar distancia de mis sentimientos e ideologías con el fin de responderles esta duda de la forma más objetiva y justa posible.
 

Debo comenzar diciendo que Chávez fue un ser humano, esa afirmación como primera respuesta podría resultar hasta un tanto necia porque es de gran evidencia. Lo que quiero decir es que Chávez actúo como cualquier ser humano con la capacidad de hacer tanto un trabajo bien hecho como de cometer errores en el desarrollo de su vida política. Fue un hombre que amargó la existencia de la mitad de un país y permitió a la otra mitad despertar a una esperanza sin límites. También es importante resaltar que fue un ser humano y no un Dios o semidiós como los medios de comunicación venezolanos y las expresiones propagandísticas incesantemente proponen cuando lo tratan de supremo, superior o infinito. 

La primera vez que los venezolanos conocimos, a quien tiempo después fuera el presidente de Venezuela por más de 13 años, fue el 4 de febrero de 1992, cuando el gobierno le permite salir al aire por la televisión nacional para que dijese que el intento de golpe de estado en desarrollo había sido superado y los insurrectos vencidos. La participación fue muy corta pero importante básicamente por dos razones: La primera razón fue que nació un líder que encarnaba la gran decepción que tenía el país por la situación económica y social, sobre todo después del 27 y 28 de febrero de 1989, fecha cuando hubo una gran cantidad de personas masacradas en una revuelta popular en sectores pobres de Caracas y la segunda fue que por primera vez en mucho tiempo un político mostró la cara y se hizo responsable por algo. Aunque los venezolanos entendían que la violencia de un golpe de Estado era incorrecta, pero también sentían que asumir la responsabilidad era un indicio de seriedad, en un momento en que los políticos venezolanos carecían de ella.

Chávez junto a los civiles y militares que participaron en la intentona golpista fueron arrestados o exiliados, así como desaparecidos de los medios de comunicación, pero el país se mantuvo atento de su suerte y salud. Los periodistas de izquierda más contestatarios y los universitarios buscaban la forma de presionar por el bienestar de los golpistas especialmente por el de Hugo Chávez. Años después llega al poder Rafael Caldera, acérrimo enemigo de Carlos Andrés Pérez, quien fue el presidente al que Hugo Chávez pretendió sacar del poder y que de todas formas no pudo culminar su mandato pues fue destituido por casos de corrupción en medio de un momento en el que su popularidad estaba muy deteriorada y el pueblo ya no aguantaba mantener a un presidente que se había hecho para siempre ilegitimo por los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989 arriba mencionados. Rafael Caldera decide indultar a los militares golpistas y entre ellos a Hugo Chávez, que por cierto, se ha discutido mucho sobre su verdadero rol de líder principal del movimiento insurreccional de 1992, pero como fue él quien fue expuesto en aquel momento fundamental, se consideró el líder, aunque muy seguramente no lo fue. 

Creo que Rafael Caldera jamás imaginó que Chávez podría llegar a tener toda la popularidad que tenía en las bases del pueblo, parece que la realidad creada artificialmente por los medios de comunicación en la que hacían invisible al líder golpista nubló de alguna forma la percepción del político social cristiano, quien irónicamente es recordado por su gran formación política y académica. Los compromisos que Caldera habría adquirido por el apoyo electoral que tuvo de la izquierda, su odio personal contra Carlos Andrés Pérez y su necesidad de pacificar al país, sobre todo en plena crisis de económica, financiera y bancaria, lo motivaron a decretar la libertad del golpista sin que existiera una sentencia definitivamente firme sobre su culpabilidad de los hechos contra la Constitución, circunstancia que le permitió a Chávez optar dentro de los procedimientos democráticos y de las instituciones por la carrera a la presidencia.

Sin medios de comunicación masivos que le dieran grandes espacios, sin magnos recursos económicos, ni un árbitro justo o casi ninguna institución totalmente objetiva, Chávez compitió en sus primeras elecciones de 1998. Los partidos políticos y los grandes medios de comunicación apostaron en un primer momento a una ex señorita Venezuela que había sido alcalde con gran éxito en un Municipio con muchos recursos de la capital. Pero a pocos días antes de las elecciones, Chávez se presenta con un gran apoyo popular, con una fuerza tan evidente que algunos sectores económicos y políticos decidieron apoyarlo para mantenerse en el poder, los partidos tradicionales dieron la espalda a la Miss Venezuela y apoyaron al gobernador de Carabobo, un Estado de la provincia venezolana, que lucía con más experiencia política y capacidad de ganarle; sin embargo, todos los esfuerzos de última hora fueron en vano, Chávez ganó con un porcentaje tan contundente que la institucionalidad y la tradición democrática hacía imposible desconocer. 

Irónicamente Rafael Caldera, ya muy decrepito, uno de los pilares fundamentales de la forma de hacer democracia en Venezuela en los últimos 40 años, fue quien tuvo que sellar el fin de ese período al entregarle la banda presidencial. Para Caldera pudo ser una gran venganza haber permitido que el que había dirigido un movimiento para asesinar a Carlos Andrés Pérez fuese presidente, sería interesante saber si la disfrutó, porque le costó derrumbar absolutamente la alternancia en el poder, la división de los poderes y el Estado Constitucional que tanto afirmaba defender. 

En su primera presentación Chávez se mostró como un estadista, vestía de civil y dio un discurso tranquilizador. Pero poco tiempo pasó para que comenzara a vestirse como militar y se dirigiese a sus opositores con un acento destemplado y grosero. El país sin duda comenzaba un nuevo período marcado por un nombre que los venezolanos pronunciaban minuto a minuto, las discusiones políticas subieron de tonos provocando que la nación se dividiera por lo menos en dos grandes partes, los que amaban a Chávez y los que lo odiaban a muerte. Sin duda se discutía por dos Chávez diferentes: uno que proponía programas sociales urgentes para proteger a los abandonados de siempre, y otro que lucía como gorila militar, que acumulaba día a día más poder político e insultaba fustigando a sus opositores sin tregua alguna. Chávez se convirtió en un genio de la comunicación, podía contar anécdotas interesantes, cantar, bailar y hablar de política e historia por horas. Todos lo escuchaban. La oposición desintegrada pero poderosa y prepotente, comenzó a actuar con agresividad ante la provocación y los riesgos de las acciones del ya presidente así como de su duro discurso político. De ese “canibalismo” entre los dos grandes factores se desató una guerra política que sumió al país en un conflicto de dimensiones e intensidad insospechada. Desde ese momento podemos observar un Chávez que era percibido desde dos ángulos distintos: Una parte del país veía un Chávez héroe versus otro Chávez que era divisado por la oposición como villano.

El Chávez de sus seguidores era ese político internacionalista capaz de dirigir las relaciones internacionales de forma magistral, lograr como ningún otro la integración latinoamericana, luchar contra el mundo unipolar y hasta se le atribuye haber fortalecido la organización de los países exportadores del petróleo robusteciendo el precio de este. El otro Chávez, el de la oposición, fue el señor de los errores internacionales, rompió relaciones o mantuvo conflictos con aliados naturales, necesarios y comerciales como Estados Unidos, la Colombia de Uribe, Y el México de Fox y Calderón, así como España y algunos países europeos; y por el contrario establecía relaciones con países denominados por el Departamento de Estado y la prensa internacional como el eje del mal, entre ellos Irán, Iraq de Saddan Hussein, la Libia Gadafi, y los Castro de Cuba. Según esta postura el presidente Chávez se dejaba influenciar excesivamente por el mencionado gobierno cubano, en tal sentido, era el líder de los países que dejaba poco rédito o ventajas a Venezuela en lo internacional mientras que desechaba relacionarse con los que en teoría convenían a la nación. 

En materia de derechos humanos el Chávez de sus seguidores fue absolutamente respetuoso de los derechos humanos y un gran generador del cumplimiento de los derechos sociales. Promovió desde el constituyente la igualdad de género, al lograr que textos jurídicos se redacten en masculino y femenino. Permitió y promovió la participación política de la mujer en altos estratos de su gobierno, en otros poderes públicos y en los niveles comunitarios. Para esta parte de la población Chávez fue el hombre de la igualdad, el que proscribió las torturas y las desapariciones forzosas reiteradas en los gobiernos anteriores. Por el contrario, la otra parte recuerda a un Chávez violador de algunos derechos humanos, el que cerró el canal de televisión más querido por los venezolanos, RCTV, así como otras más de 200 emisoras de radio con línea editoriales opositoras. Fue el que envió a la cárcel a través de una orden dada por TV a una juez por una sentencia ajustada a derecho pero que había adoptado en contra de las ordenes que se le habían impartido, el poderoso que logró exiliar o encarcelar a los que participaron en conspiraciones en su contra o que se habían puesto demasiado incomodos. Fue el presidente que creó (o por lo menos permitió su uso) una lista con los nombres y datos de sus opositores que evitaba que muchos tuviesen algunos beneficios del Estado o consiguiesen cargos de confianza en el gobierno y sobre todo impedía que se obtuviese un empleo en el poder judicial y en PDVSA. 

El Chávez de la oposición fue el político que dividió el país, sus discursos violentos en los que usualmente utilizaba términos como golpistas, apátridas, escuálidos, arrastrados, desgraciados, pitiyankees y burgueses, entre muchos otros, para referirse a los que no opinaban como él, y se le escucharon amenazas graves como por ejemplo su usual frase “yo presido una revolución pacífica pero armada” o que se “arrepentirán” si se oponen a tal o cual orden o política. Para sus seguidores Chávez fue el hombre que trajo la paz al darle presencia a los excluidos en los medios y en su discurso, en este sector se justificaba sus gritos y agresividad, bajo el argumento de que así se podía comunicar con los pobres y porque solo así se “puede enfrentar una oligarquía salvaje”.

En materia económica también hubo dos opiniones diferentes, por un lado el Chávez que distribuyó las riquezas petroleras en forma más equitativa a través de la masificación de programas sociales en las que se exterminó el analfabetismo y se generalizó la educación universitaria, se protegieron a los ancianos y se le distribuyó un pequeño computador a cada niño de la escuela elemental, para el otro extremo del país, Chávez fue un desastre como economista, estatizó las empresas importantes, expropió a gusto personal y generó una desconfianza e inseguridad jurídica, que unido a sus excesivos controles e intervenciones a la economía, ahuyentó la inversión y acabó con el aparato productivo.

Parece que todo lo que se ha descrito tiene en alguna medida algo de verdad, solo con el tiempo y sobre todo con lo que hagan los chavistas con el poder y el capital político que les heredó su líder, podremos saber si Chávez terminó siendo un héroe para Venezuela, comenzando una nueva etapa de progreso, bienestar e igualdad para todos, o más bien por el contrario se desvanecerá en el tiempo como un político que usó su carisma para montar una estructura y mantenerse en el poder hasta su muerte como un villano cualquiera.

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Por Javier Enrique González Reinoza, Licenciado en Derecho con Maestría en Filosofía, Candidato a Doctor por la Universidad Panamericana de México, Profesor de la Universidad de los Andes Venezuela, especialista en temas sobre Derechos Humanos, Derechos Sociales, Derechos Políticos, Teoría del Estado y Filosofía.