MUCHOS CAMBIOS, PERO TODO IGUAL

Por Albertina Mancilla.

Enrique Peña Nieto anunció la tarde del pasado jueves el ajuste más importante a su gabinete en tres años de mandato. El presidente realizó diez cambios, para “dar un renovado impulso” a su gestión. Los nombramientos más relevantes se dan en la Secretaría de Educación, la Secretaría de Desarrollo Social, la de Relaciones Exteriores y la Comisión Nacional de Seguridad. La presentación, realizada en la residencia oficial de Los Pinos, coincide con la publicación de un sondeo que confirma una caída de siete puntos en la aprobación del mandatario.

Aurelio Nuño, considerado el delfín del presidente Enrique Peña Nieto para las presidenciales de 2018, ha sido nombrado secretario de Educación este jueves en la residencia oficial de Los Pinos. El hasta ayer jefe de la todopoderosa oficina de la presidencia deja la oscuridad del despacho para ponerse bajo los reflectores. Uno de los hombres más cercanos al presidente será el encargado de llevar a buen puerto la reforma educativa, la primera de la agenda de reformas que el Gobierno del PRI pactó con la oposición en el Pacto por México, y que ha encontrado mucha resistencia por parte del sindicato de maestros. Nuño, uno de los urdidores del acuerdo, sustituye a Emilio Chuayffet, un veterano político que se encuentra reponiéndose de una enfermedad. El presidente aseguró que los cambios hacen frente a las “nuevas circunstancias y desafíos” del país.

Monte Alejandro Rubido, el Comisionado Nacional de Seguridad, ha sido destituido. Su oficina se hallaba en medio de la tormenta que significó el escape de El Chapo y por la polémica actuación de las fuerzas del Estado en un enfrentamiento con presuntos narcotraficantes en Tanhuato, Michoacán. En su lugar llega Renato Sales, un funcionario que conoce bien las entrañas de la Fiscalía general y que había sido nombrado por el mandatario como zar antisecuestros, un delito que registró una caída de 1.1% en julio. 

José Antonio Meade, el ex secretario de Relaciones Exteriores, ha sido designado nuevo secretario de Desarrollo Social, posición estratégica para el próximo candidato presidencial de 2018, ya que esta dependencia se había convertido en una posición clave para el actual secretario de gobernación, situación que desde luego ya no lo será. Rosario Robles, la anterior encargada del combate a la pobreza, salió duramente criticada después de que en julio se anunciara que hay dos millones de pobres más en el país desde el inicio de la Administración, en diciembre de 2012. La ex jefa de gobierno del Distrito Federal ha sido nombrada Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano en sustitución de Jesús Murillo Karam, quién podrá hacer lo que más le gusta, "aconsejar al presidente y construir el nuevo proyecto presidencial detrás de los reflectores", tal y como lo hizo con Peña.

Claudia Ruiz Massieu, ex secretaria de Turismo, ha sido nombrada la nueva canciller mexicana. Su nombramiento ha sido inmediatamente criticado por la oposición. Miguel Barbosa, líder de la bancada del PRD en el Senado, aseguró que no tiene experiencia para hacerse cargo de la diplomacia. Marko Cortés, líder del PAN en el Congreso, ha dicho que los cambios son bienvenidos, pero que llegan tarde. Enrique de la Madrid, hijo del expresidente Miguel de la Madrid (1982-1988), se convirtió el nuevo encargado de Turismo. 

De igual forma en sus ambiciosos cambios, el presidente Peña Nieto ha respetado la cuota que tiene con sus aliados del Partido Verde, una organización satélite del PRI. El Secretario de Medio Ambiente, Juan José Guerra Abud, de ese partido, ha sido sustituido por Rafael Pacchiano, que tiene el mismo origen. José Calzada, hasta ayer gobernador de Querétaro, es el nuevo titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural. El ex gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza, ha sido designado titular del ISSSTE, el Instituto de Seguridad Social de los burócratas mexicanos.

Lo que más llama la atención es que con los nuevos nombramientos, el presidente transparenta sus apuestas para la sucesión de 2018. Nuño entra al gabinete, que es históricamente la fuente de donde los presidentes priistas extraen a sus candidatos. Su inclusión completa la terna formada por los hombres más cercanos de Peña: Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación y Luis Videgaray, de Hacienda. Ambos resistieron la tempestad a pesar de ser los responsables directos de la crisis económica, política y de seguridad por la que atraviesa México. Al primero se le fugo Joaquín El Chapo Guzmán y la gobernabilidad del país, mientras que  al segundo la economía, por lo que estos dos funcionarios iniciarán la segunda mitad del sexenio con un indice muy bajo de credibilidad, situación que los coloca en desventaja; sin embargo, el Presidente le apostó a fortalecer el gabinete económico, para dejar en el olvido a los de Bucareli que se seguirán desgastando con el paso del tiempo. 

Asimismo, no pasa desapercibido, que los cambios que la ciudadanía le reclamaba a Peña Nieto no se dieron, el Presidente de la República se ensordeció ante el descontento popular, por lo que Videgaray y Osorio continuarán en sus desprestigiadas posiciones, y aunque Peña haya cambiado a la mitad del gabinete, la realidad es que todo seguirá igual o peor para los mexicanos, con la diferencia de que el mal llamado grupo Hidalgo ahora se encuentra encapsulado por los tecnócratas.