LA DERROTA DEL PRI EN 2018 FORTALECE A FAYAD.


Por Jorge Montejo.

Hace unos días, el Reforma publicó este ejercicio que ya es muy común en México, el cual consiste en medir la popularidad del Presidente en turno. ¿Los resultados? Solamente el 12% de los ciudadanos aplaude su gestión, es decir el 86% de la población desaprueba el trabajo de Enrique Peña Nieto.

Los números son contundentes, son los más bajos que un presidente ha obtenido desde que se hacen estas mediciones. Peor aún, son más bajos que los que llegó a tener Ernesto Zedillo después de la crisis económica de 1994. Y no, ni con la captura de Duarte podrían recuperar algo de su popularidad, ni siquiera con una re-negociación exitosa del TLC la libran, el PRI es el partido que la ciudadanía asocia con la corrupción. 

Sin embargo, lo peor para los priistas es que Enrique Peña Nieto ya rebasó ese 30% que se supone representa al extenso voto duro del tricolor, esas bases conformadas por las estructuras que son incondicionales, por lo que esa estadística pone en evidencia que dentro de las filas del Partido Revolucionario Institucional el Presidente también está reprobado. 

Pero no todo son malas noticias, con la derrota del PRI en el 2018, los únicos beneficiados serán los gobernadores priistas, pues volverán a convertirse en auténticos señores feudales de sus estados sin que tengan que rendirle cuentas a un presidente de su mismo partido. 

Ante este panorama, resulta interesante preguntarnos ¿La posible derrota del PRI en el 2018 le beneficia a Omar Fayad?

Evidentemente si, por primera vez decenas de hidalguenses formaron parte del gabinete de Enrique Peña Nieto, pero pasarán a la historia por pertenecer a un gobierno repudiado por el %86 de la población, un gobierno que es catalogado por diversos especialistas como uno de los peores de la historia moderna del país, por lo que muchos políticos de Hidalgo saldrán políticamente disminuidos y buscarán refugiarse en el gobierno de Omar Fayad. 

Después de julio de 2018, el gobernador de Hidalgo, tendrá la sartén por el mango, un camino libre sin caciques, líderes morales y con la mayoría de los grupos políticos destruidos por ese hartazgo de la ciudadanía hacia el PRI, no debemos olvidar que bajo un panorama similar surgió Osorio Chong en el feudo de Manuel Ángel Núñez Soto. 

Ante esta situación, lo más conveniente es acelerar el proceso de renovación generacional de la clase política hidalguense, pero no nada más mirando al interior del PRI –ya que ese partido esta podrido hasta su raíces–, tendrá que existir una búsqueda al interior de la ciudadanía  de los elementos con mayor credibilidad para debilitar a todos esos políticos corruptos e inservibles que presionarán al gobernador de Hidalgo cuando se derrumbe el tricolor.

Sólo los miembros más destacados de la población podrán darle gobernabilidad y legitimidad a Omar Fayad después de que se desmorone el Grupo Hidalgo, de lo contrario, lograrán encapsularlo en una burbuja de cristal durante todo su sexenio.