EEUU SE JUEGA EN LA RULETA RUSA SU PEDESTAL DE SUPERPOTENCIA.


Por Javier Cortines.

Donald Trump ha anunciado que Estados Unidos volverá a “ganar guerras” y que los gastos en Defensa del imperio sobrepasarán este año los 662.000 millones de dólares, lo que supone un incremento del 9,3 % (54.000 millones de dólares) sobre el ejercicio anterior del señor Obama.

Con esta inversión multimillonaria en bombas y máquinas de matar, el repentino “antagonista” de Putin intentará aplastar a los insumisos de la aldea global con el beneplácito de la desorientada y afónica Europa, cuya orquesta “integradora” desafina penosamente cada vez que interpreta, sin convencimiento ni alma, el Himno de la Alegría de Ludwig Van Beethoven.

Recientemente Trump conminó a los 28 miembros de la UE a que aumenten sus gastos en Defensa hasta los 343.000 millones de dólares, lo que supone un incremento de 80.000 millones de dólares respecto a 2016. (El plutócrata exige que Europa dedique el 2% de su PIB a costear la OTAN; es decir; una subida del 0,54 % sobre el actual promedio del 1,46%).

Según The New York Times, Trump llevará a cabo ese peligroso rearme metiendo un descomunal tijeretazo a los presupuestos de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) y a los fondos para la ayuda al exterior, ya que, a juicio del Pájaro Loco, la Tierra goza de buena salud, los ecologistas y científicos están desinformados, y el dinero que Washington destina a los pobres del Sur se malgasta y, para más INRI, nadie agradece sus sacrificios al benefactor global.

La obsesión enfermiza de Trump -que en otra época sería una mina para Freud y Charlie Chaplin- es desmarcarse de sus seguidores (Rusia y China) y consolidar al “Imperio del Bien” como la única e inalcanzable superpotencia mundial. Pronto podríamos ver un nuevo espectáculo -si se cumple la ley de Murphy- que esta vez no sería televisado.

“En mi juventud (lo que coincidió con la estrepitosa y aplaudida derrota estadounidense en la guerra de Vietnam [1] EEUU ganaba guerras. Ahora no ganamos ninguna. Eso es inaceptable”, rebuznó el magnate durante el cónclave de gobernadores celebrado a finales de febrero en la Casa Blanca.

Tras anunciar el presupuesto armamentista más alto de la historia, Trump analizó la situación del mundo en el tiempo récord de una semana y, estrenándose como Comandante Supremo de las FFAA, decidió calentar la temperatura del planeta y enseñar los colmillos.

El jueves, seis de abril, ordenó a los destructores USS Porter y USS Ross, apostados en Rota (Andalucía, España) surcar el Mediterráneo y disparar 59 misiles tomahawk contra una base aérea siria que supuestamente atacó con armas químicas, dos días antes, a los rebeldes de la localidad de Khan Kheikhoun, provincia de Idlib. Damasco afirmó (versión que apoya Moscú) que sus aeronaves se limitaron a destruir un arsenal de gases tóxicos que estaba en poder de los yihadistas. En respuesta, Trump lanzó un mensaje a Putin que se puede traducir así: “O estás conmigo o con El Asad, ¡tío, defínete!”.

(La activista siria Samira Khalil [2] dice que “prefiere los ataques químicos” de El Asad, “ya que dejan reconocibles los cuerpos y sus familiares pueden enterrarlos”, a las bombas de los rusos y del régimen, “que destrozan y fragmentan tanto los cadáveres que los dejan irreconocibles”, por lo que los allegados muchas veces no pueden identificar a sus muertos y sepultarles).

El ocho de abril, Trump llamó a su flota de guerra “Carrier Strike Group”, que incluye el portaaviones Carl Vinson, para que cambiase de rumbo (iba a Australia) y se desplegase ante las costas de Corea del Norte [3] . El magnate ya dijo -antes y después de ser presidente- que no iba a permitir ningún desliz al líder norcoreano Kim Jong Un, a quien planea “eliminar” a pesar de que Corea del Sur, China y Rusia piden precaución y contención al nuevo 666 de la Casa Blanca.

Como colofón, EEUU arrojó, el pasado 13 de abril, “su mayor bomba no nuclear”, la GBU-43, de diez toneladas de peso, sobre una red de cuevas y túneles del ISIS ubicada en el distrito de afgano de Achin, provincia de Nangarhar. “Es realmente un gran trabajo. Estamos orgullosos de nuestro ejército”, espetó Trump, quien con el lanzamiento de la ‘madre de todas las bombas’ sobre Afganistán ha querido difundir “urbi et orbi” un claro mensaje φοβερον (foberón, para infundir terror) a todos los países del “Eje del Mal” y a todos aquellos que todavía no se dejan subyugar por Darth Vader.

Y vuelve a cantar Quiquiriquí el Noble Gallo Beneventano para anunciar que ya se acercan al ring, con sus respectivos espolones, Trump y Putin.

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[1] La guerra de Vietnam (1955-1975) dejó en el tramo USA -que se desarrolló en la última década del conflicto-, un saldo de tres millones de muertos por el lado vietnamita, muchos a causa de los bombardeos con Napalm, y 58.400 bajas por la parte estadounidense. La fase USA empezó con un desembarco de 3500 marines en Nha Thrang (Vietnam del Sur) en marzo de 1965. Simultáneamente a la invasión terrestre, los norteamericanos bombardearon Vietnam del Norte. En 1968 EEUU llegó a desplegar en Vietnam más de medio millón de soldados, que se vieron obligados a huir con el rabo entre las piernas. )

[2] “El Diario del Asedio a Duma: 2013”, (Ediciones de Oriente y el Mediterráneo, enero 2017).

[3] El pasado martes la prensa estadounidense informó de que todo había sido un engaño, mantenido durante diez días, para disuadir a Corea del Norte. La fuente agregó que ese tipo de “faroles” enlodan la credibilidad de EEUU. Al parecer la flota tomó un rumbo contrario al anunciado. Indiferente a las presiones de Washington, Corea del Norte lanzó “sin éxito” un misil, “que estalló casi de forma inmediata”, pocas horas después del espectacular desfile que realizó Pyongyang el pasado fin de semana exhibiendo toda su parafernalia militar, en un claro desafío a la administración de Donald Trump.