OSORIO CHONG, EL PROYECTO QUE UNIRÁ AL PRI.


Por Jorge Montejo.

El PRI es un partido muy peculiar con una forma de ser y una estructura también muy especial que sabe más que ningún otro partido satisfacer las necesidades de sus miembros (incluidas necesidades básicas como el sentimiento de pertenencia y otro tipo de necesidades como son los privilegios y demás favores políticos). 

Naturalmente yo no soy priísta y el concepto que tengo de ese partido está demasiado lejos de ser bueno. Sin embargo, he convivido de cerca con el dinosaurio (manteniéndome siempre al margen para que no me devore)  y he logrado entender un poco más por qué el PRI es como es, y por qué funciona tan bien en épocas electorales. Tengo amigos queridos dentro del PRI, he asistido a mítines, cierres de campaña, conferencias, etcétera. De alguna manera logré conocer al “monstruo” por dentro.

Antes de hablar de personas que entran por interés, por chamba o para hacer negocio (que las hay y muchas), tenemos que hablar del sentido de la pertenencia. Eso es algo que en el PRI se ha trabajado mucho más que los otros partidos y lo cual se ha desarrollado desde la formación del partido para darle un cauce institucional a la Revolución Mexicana (lo cual de la misma forma ha agrandado sus vicios).

A diferencia de los otros partidos que se quiebran ante sus malos gobiernos (ahí están el PAN y PRD), el PRI puede permanecer relativamente intacto. Mientras haya acceso a presupuesto y poder, todo está bien.

El PRI es como una especie de familia, es un club selecto al cual es un orgullo pertenecer. De hecho es su esencia y es su modus operandi. Quien es priísta es parte de un grupo selecto, el cual a cambio pide disciplina, y en cierta medida, sumisión (aunque por dentro de las élites del partido, las desavenencias, que pueden permanecer lo más ocultas posible al público, son más comunes de lo que se cree).

Sin embargo, a pesar de que el tricolor es un partido jerárquico y en el existen múltiples diferencias entre sus actores políticos, estas se difuminan mágicamente en los procesos electorales. Los candidatos van vestidos con unas camisas más parecidas a un traje de Fórmula Uno con su nombre y los nombres de los candidatos superiores a él; aunque esa camisa es lo suficientemente casual como para que el candidato pueda colocarse al nivel de “su gente”, abrazarla, platicar con ella, y por supuesto, pedirle su voto.

El PRI es peculiar porque no es un partido de ideas, su ideología siempre ha sido muy ambigua y lo único que permanece constante es que se asumen como herederos de la Revolución Mexicana. Critican al socialismo, al neoliberalismo, al populismo demagogo, al tiempo que han coqueteado muy de cerca tanto con el neoliberalismo (Salinas), como con el populismo y el socialismo (desde Lázaro Cárdenas hasta Echeverría y López Portillo). El PRI es un partido pragmático cuyo credo se adapta a las circunstancias, lo que lo hace más fuerte que los otros partidos porque básicamente la discusión de ideas no es su fuerte, sino el club, el ser parte del PRI.

En este orden de ideas, para el Grupo Hidalgo, ser parte del PRI es algo que es “para siempre”. Los panistas, por ejemplo, pueden dejar el barco cuando sienten que la doctrina del partido se ha desviado, porque es la ideología la que mantiene la cohesión dentro del partido más que la pertenencia. En el PAN están los empresarios y los religiosos, porque básicamente un partido de derecha se amolda a sus intereses. En el tricolor están todos, porque la ideología y la forma de pensamiento no importa, al menos no tanto como la pertenencia a ese algo. No es raro ver a algún empresario, a una persona con inclinaciones socialistas, o a un ex anarquista defendiendo lo mismo. El empresario o el socialista será útil cuando al PRI le convenga virar a la derecha o a la izquierda porque así lo indica su “olfato de poder”.

Entendiendo lo anterior, lo más seguro es que el Grupo Hidalgo (a pesar de las diferencias que existen entre gobernadores, ex gobernadores, políticos hidalguneses, funcionarios y líderes sociales) se unirá para que Miguel Angel Osorio Chong se convierta en el candidato del PRI a la presidencia de la república en 2018, ese olfato de poder guiará al PRI por ese camino, ya que a pesar de los conflictos internos mas vale malo por conocido que bueno por conocer, y para muchos priistas y no priistas es mejor un presidente de la república originario de Hidalgo a que llegue cualquier otro personaje que en nada beneficiará al estado.

Ante este panorama, dentro del PRI podrán cambiar de ideas de acuerdo al escenario político, podrán existir criticas al interior y al exterior del sistema; sin embargo, la forma en la que buscarán el poder jamás cambiará porque todos los priistas hidalguenses cuidarán ese sentimiento de pertenencia enfocándolo en un solo proyecto, por lo que seguramente (a pesar de las diferencias que puedan existir y aunque entre priistas se exhiban sus actos de corrupción), se unirán por el proyecto llamado Osorio Chong 2018.

Así lo transmite Omar Fayad, a través de la fotografía de este artículo que fue tomada el día de ayer en una reunión de la CONAGO, el mensaje entre lineas fue muy claro, son de esas imágenes que dicen más que las palabras. 

En el PRI podrán devorarse y destruirse internamente, pero "la disciplina a la hora de los momentos decisivos siempre será bien recompensada".