SALINAS, EL MODELO DE CORRUPCIÓN DE LOS PRIÍSTAS.


Por Alonso Quijajo.

El día de hoy nos acordamos de aquella fotografía donde Carlos Salinas aparece retratado con diversos intelectuales como Elena Poniatowska, Carlos Monsivais, Miguel Ángel Granados Chapa, Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze  y Gabriel García Márquez, entre otros escritores, por lo que a este columnista inmediatamente se le vino a la mente el tema del cinismo, la corrupción y la impunidad que dentro del PRI se ha convertido en un modelo a seguir de las nuevas generaciones de políticos. 

Y hablamos del cinismo más cruel cuando escuchas hablar a Carlos Salinas de Gortari sobre Carlos Slim. La crítica es dura, pero Slim puede estar muy contento, porque el deslinde le ayuda a su nombre el cual está vinculado con el de Salinas. El ex Presidente afirma en una columna suya para El Financiero que él hizo una muy buena privatización que fue incluso aplaudida por sectores internacionales, pero que Carlos Slim resulto ser un empresario muy voraz y pragmático que se benefició del “régimen neoliberal” (en tiempos de Zedillo según él, claro) para que Telmex terminara siendo lo que siempre fue, un monopolio privado. ¿Salinas hablando de los males del neoliberalismo? ¿Pero que podemos esperar del miembro de un partido en cuyos estatutos está en contra del estatismo y del neoliberalismo a la vez, pero al mismo tiempo puede ser estatista y si quiere neoliberal?

Si la relación cercana entre Carlos Salinas y Enrique Peña Nieto es real (algunos sugieren que no lo es así), tal vez tendría algo de sentido, porque a Slim no se le ve cómodo con el gobierno de Peña Nieto. Incluso algunos priístas han afirmado que Carlos Slim está detrás de los intentos de “desestabilizar el proyecto de nación de Enrique Peña Nieto”, porque como sabemos, salió perdiendo, mientras que el gobierno de Peña se ha preocupado por beneficiar a Televisa, empresa que lo promovió a la silla presidencial.

Los Salinas son el más claro ejemplo de impunidad en el país y el claro ejemplo de que con poder, puedes beberte a México y llevarte a tus bolsillos el dinero de todo el pueblo sin temer que te caiga todo el peso de la ley. El PRI de Peña y “el nuevo PRI”, no se entiende sin los Salinas. De ellos pareciera heredaron el cinismo, y la incapacidad deliberada de saber que están gobernando para el pueblo, como Pedro Aspe, mentor de Luis Videgaray y Secretario de Hacienda de Salinas presumió; que él sólo ha ido dos veces en su vida al Centro Histórico de la Ciudad de México.

No es gratuito que a los 7 años supiera que Carlos Salinas era un “ratero”, no es un secreto que después de su mandato, cuando los mexicanos entendimos el daño que nos hizo, se vendieran sus máscaras por doquier (había que sacar la rabia). Pero no logramos completar el cambio, y lamentablemente, estamos lo suficiente mal como sociedad para volver a tropezar con la misma piedra.

Los Salinas siguen impunes, y conforme sigan hablando, sigan siendo absueltos y sigan saliéndose con la suya, no podremos hablar de un Estado de derecho en México. Su sola presencia genera desconfianza, nos habla de que algo sigue podrido y los intelectuales, bien o mal lo han legitimado, de hecho, jugaron un papel muy importante en aquel proceso de legitimación del político que ahora es un modelo de corrupción para las nuevas generaciones.