
20/08/21
Estos tiempos como muchos otros se desea, se anhela el liderazgo de aquellos perfiles políticos, esos que son parte de la narrativa histórica de los últimos tiempos, sin embargo, pareciera que es efectivamente eso una burbuja de esperanza arcaica, donde el ciudadano sigue depositando en el “personaje” lo que tiene por sí mismo.
Michael Foucault hablaba del castigo al alma del ser humano, de una instauración de un conductismo rapas, del que pareciera que nadie sale, la situación social se encuentra en crisis, en el éxtasis del que siempre se ha hablado en los medios de comunicación y que a pesar de ello no se considera, pareciera que no pretendemos mirar los fractales de la realidad.
En la magna obra “Vigilar y Castigar”, el eterno panóptico se encarga de describir las condiciones de la sociedad, ese colectivo diezmado, anteriormente se creía que, por influencia de un sistema político, hoy corroborado que no es así, porque la interconectividad da muestra de la ola de información que se navega, que se comparte y que se charla, entonces descubrimos que los mecanismos de defensa del “inconsciente colectivo” están a la orden del día con la intención de mermar el contacto con la sensatez.
El “falo” sigue presente, nunca se ha ido, se encuentra instaurado en el mundo ominoso de la sociedad, esa que se queja, pero no actúa, esa que es cómplice de la polaridad que se vive y se alimenta de discusiones facebookeras, pero que a la hora de denunciar un delito se achica y se oculta como avestruz.
Hasta este entonces, una de las respuestas para entender, remendar y construir un cambio en la sociedad han sido las organizaciones de la sociedad civil, el llamado “tercer sector”, está convocado a una cita con el destino de la transformación social y la preservación de la humanidad, ¡no es mentira, pero volteen a mirar su trabajo!, las ONG son las verdaderas transformadoras de la humanidad, ya sea en los tiempos culturales, ambientales, o en la defensa de los derechos humanos, a ellos nuestro reconocimiento por su incansable lucha, ¡nunca valorada, siempre presente, México sí tiene opción.
Michael Foucault hablaba del castigo al alma del ser humano, de una instauración de un conductismo rapas, del que pareciera que nadie sale, la situación social se encuentra en crisis, en el éxtasis del que siempre se ha hablado en los medios de comunicación y que a pesar de ello no se considera, pareciera que no pretendemos mirar los fractales de la realidad.
En la magna obra “Vigilar y Castigar”, el eterno panóptico se encarga de describir las condiciones de la sociedad, ese colectivo diezmado, anteriormente se creía que, por influencia de un sistema político, hoy corroborado que no es así, porque la interconectividad da muestra de la ola de información que se navega, que se comparte y que se charla, entonces descubrimos que los mecanismos de defensa del “inconsciente colectivo” están a la orden del día con la intención de mermar el contacto con la sensatez.
El “falo” sigue presente, nunca se ha ido, se encuentra instaurado en el mundo ominoso de la sociedad, esa que se queja, pero no actúa, esa que es cómplice de la polaridad que se vive y se alimenta de discusiones facebookeras, pero que a la hora de denunciar un delito se achica y se oculta como avestruz.
Hasta este entonces, una de las respuestas para entender, remendar y construir un cambio en la sociedad han sido las organizaciones de la sociedad civil, el llamado “tercer sector”, está convocado a una cita con el destino de la transformación social y la preservación de la humanidad, ¡no es mentira, pero volteen a mirar su trabajo!, las ONG son las verdaderas transformadoras de la humanidad, ya sea en los tiempos culturales, ambientales, o en la defensa de los derechos humanos, a ellos nuestro reconocimiento por su incansable lucha, ¡nunca valorada, siempre presente, México sí tiene opción.