
#Opinión | Jorge Montejo
Dicen que en la política hidalguense el que no tranza, no avanza, pero Natividad Castrejón parece haber perfeccionado la técnica del “brinco ideológico olímpico”. Hoy, desde la Secretaría de Educación Pública, sueña con desbancar nada menos que al Secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna, solo porque el hombre tiene la mala costumbre de pertenecer al grupo político de Miguel Ángel Osorio Chong. Ya saben, el eterno villano favorito de la política estatal.
No olvidemos, porque aquí sí tenemos memoria, que Castrejón fue coordinador de campaña de Julio Menchaca. Pero en vez de sumar a la verdadera izquierda –la que gritaba, marchaba y luchaba cuando nadie quería saber del lopezobradorismo–, se dedicó a bloquearles el paso para abrirles la puerta a los fieles lacayos de Osorio Chong. Porque para Natividad, la Cuarta Transformación es una pista de baile donde solo bailan los que él quiere. Si eres de izquierda auténtica, ni te acerques. Aquí mandan los reciclados del PRI y la corte de Osorio, ahora disfrazados de transformadores.
Y no está solo en la cruzada. A su lado, aparece Marco Rico, el flamante presidente estatal de Morena, otro personaje que también fue empleado de Osorio Chong. Así es: ambos se graduaron en la escuela del “Chongato”, donde la lealtad dura lo que una temporada electoral y el disfraz de izquierda se pone y se quita según convenga. Ahora, como buenos exalumnos, buscan adueñarse de Morena, marginando a la izquierda real y repartiendo posiciones entre los mismos de siempre.
Claro, lo que Natividad Castrejón olvida es que el historial sí cuenta. ¿O ya no se acuerda que fue empleado de Osorio Chong en la Secretaría de Gobernación federal? En aquellos tiempos, Natividad era el portero VIP, encargado de dejar pasar a los actores políticos que querían audiencia con el todopoderoso secretario. La lealtad, para Castrejón, es tan flexible como los estatutos del PRD cuando traicionó a Guadarrama, hoy sí, mañana quién sabe.
Pero hay que reconocerles una cosa: saben sobrevivir en todos los climas. PAN, PRI, PRD, Partido Encuentro Social, Morena… si hay partido nuevo en Hidalgo, ahí estarán Natividad, Marco Rico y su pequeño ejército de políticos mudables. El objetivo nunca cambia: apropiarse de lo que AMLO construyó con base en la verdadera lucha social, para convertirlo en el club privado de los camaleones del poder.
La historia se repite: mientras la militancia de izquierda ve cómo el movimiento que ayudaron a crear es asaltado por los de siempre, Castrejón, Rico y su grupo siguen navegando en aguas ajenas, pescando cargos, contratos y privilegios. La 4T en Hidalgo no es más que la vieja política con nuevos logos, y el sueño de Natividad Castrejón es el mismo de siempre: poder por el poder, aunque haya que dejar a la izquierda fuera de la fiesta.