No sólo los fifís pueden ganar elecciones en México.



Delfina Gómez, una mujer de origen humilde, ha logrado una hazaña histórica al ganar la gubernatura del Estado de México. Su triunfo marca un hito en la política mexicana y representa un cambio significativo para el estado, que durante décadas ha estado bajo el control del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Durante años, el PRI ha sido criticado por imponer candidatos que son parte del grupo Atlacomulco, una élite política y económica del estado. Estos candidatos suelen ser hijos o familiares de políticos y empresarios poderosos, y se han caracterizado por su falta de conexión con las necesidades y preocupaciones de la población.

En contraste, la historia de Delfina Gómez es la de una luchadora social que ha trabajado incansablemente para mejorar las condiciones de vida de los mexiquenses. Nacida en una familia humilde, Delfina comenzó a trabajar como maestra de primaria a los 20 años, y desde entonces se ha dedicado a la educación y la política.

La maestra Delfina es hija de un padre albañil y madre costurera. En 2015, Delfina fue electa como alcaldesa de Texcoco, una de las ciudades más importantes del Estado de México. Durante su mandato, Delfina se enfocó en mejorar la educación, la salud y la seguridad en su municipio, y su trabajo fue reconocido por la población.

Ahora, como gobernadora electa, Delfina Gómez tiene el desafío de gobernar el estado más poblado de México. Pero su triunfo es un mensaje claro para los políticos del país: ya no es suficiente ser parte de la élite política o económica para ganar una elección. La gente está buscando líderes que comprendan sus necesidades y estén dispuestos a trabajar por ellas.

La victoria de Delfina Gómez es un ejemplo de que la política puede ser una herramienta para el cambio y la transformación social. Esperamos que su mandato sea exitoso y que su ejemplo inspire a más personas a participar en la política y luchar por un México más justo y equitativo.