Motín efímero en Rusia, introducido desde el exterior.



El motín efímero del 23/24 de junio ha generado diversas versiones y tensiones entre Estados Unidos/OTAN/Unión Europea y el G-2 de Rusia y China. Una narrativa más creíble, según el investigador Seymour Hersh, contradice la versión oficial de Antony Blinken y los medios estadounidenses. Según Hersh, el motín fortaleció el poder de Putin y la administración Biden ha enfrentado dificultades en Ucrania. Hersh critica a los columnistas que respaldan la postura oficial y destaca que Putin ha salido fortalecido. Una fuente anónima de la comunidad de espionaje de EE.UU. confirma que Putin se encuentra en una posición más sólida. La brecha entre la visión de los profesionales y la proyección de la Casa Blanca y los medios de Washington es notoria. Los lectores deberán decidir en quién confiar.

En la madrugada del viernes al sábado por la tarde, cuando la empresa paramilitar privada de mercenarios Wagner PMC, al mando del polémico ex vendedor de hotdogs Prighozin, se encontraba a solo 200 kilómetros de Moscú, las declaraciones más dramáticas provinieron del vicepresidente del Consejo de Seguridad Dmitry Medvedev, quien alertó que se trataba de un operativo de gran envergadura y bien articulado que ponía en riesgo la captura de armas nucleares tácticas.

Sin embargo, la veracidad de estas declaraciones sigue en duda, ya que Pavel Podvig, director del Proyecto de Fuerzas Nucleares Rusas, afirmó que tal posibilidad apocalíptica era "virtualmente imposible".

Lo que sí está claro es la postura oficial de China, que ha respaldado de manera inquebrantable al gobierno de Putin, lo cual fortalece la alianza entre Rusia y China en el nuevo orden multipolar.

Desde el punto de vista de la estabilidad estratégica entre las tres principales potencias del mundo, Estados Unidos, Rusia y China, lo más destacado del motín efímero es la consolidación del G-2 entre Rusia y China.

El periódico chino Global Times afirma que "China apoya y cree que Rusia mantendrá la estabilidad nacional". El rotativo desestima las afirmaciones catastrofistas de Occidente sobre la fragilidad del gobierno de Putin y critica que se utilice el incidente para cuestionar la relación entre China y Rusia. Para la anglósfera, lo más importante es debilitar el nuevo G-2 y la multipolaridad.

Mao Ning, portavoz de la cancillería china, declaró que Rusia es un vecino amigable y un socio estratégico en la coordinación de la nueva era. Global Times se burla de que el incidente sucedió y concluyó rápidamente, mucho antes de que algunos funcionarios occidentales supieran lo que estaba sucediendo. Ahora, estos se dedican a cuestionar la autoridad de Putin, siguiendo sus narrativas habituales para desprestigiar al gobierno ruso.

El Secretario de Estado Antony Blinken afirmó que el desafío de Wagner PMC expuso las nuevas grietas en el liderazgo de Putin que pueden llevar semanas o meses en concretarse, lo cual afectaría las capacidades militares de Moscú en Ucrania. Sin embargo, Global Times desmiente que el motín dañe la relación entre Rusia y China, y critica que Occidente utilice esto para debilitar a Rusia y dañar la moral militar de sus soldados como parte de la guerra cognitiva lanzada por Estados Unidos contra Rusia.

El rotativo también destaca las afirmaciones del ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, quien declaró que Rusia está investigando si los servicios de espionaje de Occidente estuvieron implicados en el motín.

Además, expertos chinos y el ex diplomático indio Bhadrakumar señalan la participación de los servicios secretos de Occidente, principalmente la CIA y el MI6 británico, en el intento de derrocar a Putin. Incluso se acusa al Mossad de Israel de estar involucrado.

Resulta llamativo el enfático rechazo del presidente Biden a haberse inmiscuido en los asuntos internos de Rusia. Ahora falta que Putin y Xi le crean.