El poder político y sus vínculos familiares en la política de Hidalgo.



En el corazón del estado de Hidalgo, un escenario político complejo y en evolución ha estado en juego, marcado por un tejido de conexiones familiares y poderes locales que durante mucho tiempo ha influido en la dinámica política y económica de la región. A este fenómeno se le conoce comúnmente como "capitalismo de cuates", un término que subraya la importancia de las relaciones personales en el éxito político y económico.

Uno de los rasgos más destacados de este panorama es la presunta apropiación del gobierno por parte de ex gobernadores de Hidalgo en su búsqueda de la riqueza personal. Estos líderes políticos han sido acusados de convertir sus mandatos en oportunidades para su propio beneficio financiero, lo que ha alimentado el escepticismo en la política local.

Sin embargo, es en el ámbito de las campañas políticas donde el papel de las familias poderosas y los caciques locales se vuelve especialmente prominente. El financiamiento de candidatos por estas redes de poder ha sido una constante en la política hidalguense, lo que plantea dudas sobre la independencia de aquellos que buscan cargos públicos.

Un ejemplo paradigmático de este patrón se encuentra en la campaña de Menchaca. El apoyo proveniente de estas influyentes familias de caciques no solo tuvo un impacto en su elección, sino que también influyó en las decisiones de nombramiento de su equipo de gobierno. Esto sugiere que los nombramientos de sus secretarios de gobierno no estuvieron exentos de influencias externas y conexiones políticas.

Dentro de las propias secretarías, la presencia de "juniors", individuos que comparten vínculos políticos y familiares con la clase dominante, es un fenómeno digno de mención. Esto arroja luz sobre la red de influencia que se extiende más allá de las elecciones y llega a las estructuras internas del gobierno.

Sin embargo, es importante poner en contexto el éxito electoral de Menchaca. La elección de gobernador en junio de 2022 llegó después de las votaciones de la revocación de mandato de AMLO, en las que poco más de 455 mil personas expresaron su apoyo al presidente. Sorprendentemente, dos semanas después, Menchaca obtuvo 653 mil votos en su elección como gobernador. Este aumento significativo en el respaldo popular sugiere un cambio en la dinámica política.



Es crucial destacar que estos resultados desafían la narrativa tradicional. En lugar de depender únicamente de las redes de poder existentes, parece que el pueblo y el movimiento obradorista jugaron un papel decisivo en la victoria de Menchaca. Esta nueva perspectiva sugiere que las familias influyentes y los caciques locales pueden estar perdiendo terreno frente a la voluntad del pueblo, por lo que buscarán a toda costa no perder sus privilegios, infiltrándose en el nuevo gobierno o invirtiendo en la corcholata que más se le acomode.

En última instancia, la realidad política de Hidalgo está lejos de ser una narrativa unidimensional. A medida que las fuerzas del cambio y la democratización se hacen más presentes, es posible que las relaciones de poder existentes se enfrenten a desafíos significativos. La elección de Menchaca como gobernador se erige como un símbolo de esta dinámica en evolución y plantea preguntas importantes sobre el futuro político de la región.