
Alonso Quijano
23 de septiembre de 2025
La Suprema Corte de Justicia de la Nación terminó confirmando lo que se intentaba negar. Una Tarjeta Informativa oficial firmada por la Presidencia del ministro Hugo Aguilar Ortiz reconoce que la estructura que depende directamente de la cabeza del máximo tribunal no es mínima ni simbólica, sino de 104 integrantes.
De acuerdo con el documento, la ponencia de la Presidencia cuenta actualmente con 8 secretarios de estudio y cuenta, 12 secretarios auxiliares y 39 personas de apoyo operativo. A ello se suma una Coordinación de Dictaminación integrada por 1 coordinador, 12 secretarios de estudio y cuenta, 5 auxiliares, 1 dictaminador y 15 personas de apoyo. Finalmente, se añade el equipo operativo de la Presidencia con 10 integrantes, incluido el propio ministro presidente. La suma da 104 plazas en total.
El mismo comunicado asegura que a partir del 1º de octubre esta estructura se reducirá en un 40%, quedando en 84 integrantes: 7 secretarios de estudio y cuenta, 8 auxiliares y 25 de apoyo operativo, más la Coordinación de Dictaminación y el equipo de Presidencia que se mantiene sin cambios.
Durante semanas se había querido imponer la idea de que la nueva Corte operaba con apenas unas cuantas personas. Sin embargo, el propio órgano exhibió con sus cifras que la realidad es distinta. Si bien se anuncia un recorte, el punto de partida ya quedó registrado: más de un centenar de trabajadores dependen directamente del presidente de la Suprema Corte.
El gesto de austeridad, entonces, se queda corto. Porque una cosa es reducir la nómina en el papel y otra muy distinta reconocer que se ocultó deliberadamente la magnitud real de la estructura. Lo que queda claro es que el discurso de la “nueva justicia cercana y transparente” tropieza desde el inicio: al intentar disfrazar la abundancia con cifras maquilladas.
En otras palabras: la Corte quiso presumir austeridad, pero terminó cayendo redonda por su propia boca.