
Jorge Montejo
23 de septiembre de 2025
En su intervención, Rojo se dijo “dispuesto a dar la lucha”, frase interpretada como una señal de que mantiene abiertas sus cartas políticas. Su presencia en Tula-Tepeji, región estratégica por su peso económico e industrial, fue leída como un movimiento calculado, con la intención de proyectar fuerza como un actor influyente dentro de la política hidalguense.
En un estado marcado por tensiones internas y pugnas partidistas, el mensaje de Rojo fue claro: sigue vigente y con la capacidad de reunir apoyos en torno a un liderazgo que podría resultar determinante en los escenarios políticos por venir. El encuentro en Tula-Tepeji, más que un simple acto, parece marcar el inicio de una etapa de reacomodo en la que José Antonio Rojo García de Alba busca consolidar su papel de articulador, con miras a las elecciones de 2027 y 2030.
José Antonio Rojo García de Alba continúa moviéndose en el ajedrez político de Hidalgo, reuniéndose con diversos actores y sumando voluntades en torno a lo que comienza a perfilarse como un proyecto de unidad capaz de concentrar expresiones de izquierda, derecha y centro bajo una misma causa: el desarrollo del estado. En las últimas semanas, se le ha visto acompañado de liderazgos que, sin importar su origen partidista, parecen coincidir en la necesidad de construir un frente distinto ante el desgaste que sufren las fuerzas tradicionales.
El analista político Benigno Martínez Meneses avivó las especulaciones al compartir en redes sociales una fotografía exclusiva de Rojo vistiendo un chaleco naranja, lo que desató rumores sobre la posibilidad de que Movimiento Ciudadano pudiera arroparlo en un futuro cercano. Aunque nada está definido, la imagen encendió la conversación en círculos políticos y enrareció aún más el ambiente previo a los próximos procesos electorales.

La reaparición más significativa de Rojo se dio en la región Tula-Tepeji, donde se reunió con un mosaico de liderazgos locales. El encuentro, encabezado por Noé Paredes, congregó a Reyes Vargas de Actopan, Clemente Cornejo de Tezontepec, Jorge Lozano de Tlahuelilpan, Marco Aurelio Estrada y Amando Sánchez de Tetepango, Eliel Briseño de Tepeji, Sergio Becerril de Progreso y Martín Esparza, dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas. La diversidad de perfiles presentes mostró que Rojo no solo conserva redes, sino que además mantiene la capacidad de tender puentes entre actores de muy distintos orígenes.
El analista político Benigno Martínez Meneses avivó las especulaciones al compartir en redes sociales una fotografía exclusiva de Rojo vistiendo un chaleco naranja, lo que desató rumores sobre la posibilidad de que Movimiento Ciudadano pudiera arroparlo en un futuro cercano. Aunque nada está definido, la imagen encendió la conversación en círculos políticos y enrareció aún más el ambiente previo a los próximos procesos electorales.

La reaparición más significativa de Rojo se dio en la región Tula-Tepeji, donde se reunió con un mosaico de liderazgos locales. El encuentro, encabezado por Noé Paredes, congregó a Reyes Vargas de Actopan, Clemente Cornejo de Tezontepec, Jorge Lozano de Tlahuelilpan, Marco Aurelio Estrada y Amando Sánchez de Tetepango, Eliel Briseño de Tepeji, Sergio Becerril de Progreso y Martín Esparza, dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas. La diversidad de perfiles presentes mostró que Rojo no solo conserva redes, sino que además mantiene la capacidad de tender puentes entre actores de muy distintos orígenes.
En su intervención, Rojo se dijo “dispuesto a dar la lucha”, frase interpretada como una señal de que mantiene abiertas sus cartas políticas. Su presencia en Tula-Tepeji, región estratégica por su peso económico e industrial, fue leída como un movimiento calculado, con la intención de proyectar fuerza como un actor influyente dentro de la política hidalguense.
En un estado marcado por tensiones internas y pugnas partidistas, el mensaje de Rojo fue claro: sigue vigente y con la capacidad de reunir apoyos en torno a un liderazgo que podría resultar determinante en los escenarios políticos por venir. El encuentro en Tula-Tepeji, más que un simple acto, parece marcar el inicio de una etapa de reacomodo en la que José Antonio Rojo García de Alba busca consolidar su papel de articulador, con miras a las elecciones de 2027 y 2030.