Responsabilidad.

 

Carta de una mujer víctima de abuso, en su proceso de sanación, a unos cuantos meses de haber escapado de una relación violenta y tóxica, con un “hombre”.

Andrea Jassán

-“No estoy sola, nunca lo estuve y nunca lo estaré…

Estoy rodeada de gente que me ama, valora, apoya y respeta.

Agradezco a mi Ser Superior por protegerme, dejar en mi  vida a las personas correctas y alejar a las que no son buenas ni desean mi bien.

Valoro,  agradezco y no olvido lo que he recibido de todas las personas que han compartido tiempo de sus vidas conmigo.

Me hace feliz saber que lo que  he dado o entregado, ha sido con todo mi amor y sin esperar nada a cambio. Si fue valorado, reconocido o no, esa no es mi responsabilidad.

Las personas que han o decidan menospreciar, minimizar, olvidar o negar lo que dí, entregué y compartí no está dentro de mi control, es responsabilidad de ellos y queda en su conciencia lo que hagan con la información, secretos, confidencias, experiencias, vivencias, apoyo, consejos, sugerencias, ayuda, detalles, tiempo, etc., que en su momento les compartí.

Soy responsable de haber aceptado una relación desde un principio en la que claramente yo estaba en desventaja, no había igualdad de condiciones y no era pareja.  Por supuesto no soy responsable del abuso emocional, psicológico, físico, económico, social, sexual y patrimonial al que  decidiste someterme.

Soy responsable de decidir no querer continuar en una relación con las condiciones iniciales y querer nuevas condiciones o el final de la misma.  No soy responsable de las mentiras, manipulaciones, chantajes y abusos a los que me sometiste para que aceptara y siguiéramos la relación con las condiciones iniciales que claramente solo te beneficiaban a tí, eso es tu responsabilidad.

Soy responsable de no haberme alejado a tiempo por mentirme, pensar que podría hacerte cambiar, ver lo bella y maravillosa que sería nuestra vida juntos, lo valiosa y digna que soy de tú amor, que podía llenar tú vida de amor y felicidad, que pudieras ver qué yo era tú mejor opción, y en realidad todo fue una hermosa y cruel mentira. No soy responsable de que tú me usaste, mentiste, abusaste de mi, fuiste ruin, malagradecido, cruel e ingrato.

Una parte de mí siente tristeza por perder a ese amigo, cómplice, socio, compañero, y amante con el que iba a compartir el resto de mis días.  Al que entregué toda mi confianza, tiempo, sueños, anhelos, miedos, profundos secretos, confidencias, pensamientos, reflexiones, críticas, percepciones, debilidades, fortalezas, pasado, presente y futuro.

A quién por alguna extraña razón decidí confiar, ser vulnerable, así como, dejarme cuidar y proteger.  Decidí por primera vez en mi vida déjarme apoyar, ayudar, abrirme a la posibilidad que no soy súper woman, darme la oportunidad de compartir, apoyarme y caminar junto a alguien.

Sentirme cuidada, protegida, apoyada y amada por alguien más.

Otra parte de mí está enojada y decepcionada porque elegí a la persona incorrecta para hacer lo anterior.

Soy responsable de escoger mal, de no ver los red flags, mentirme, engañarme, aguantar tanto, victimizarme, no respetarme, no valorarme, no amarme, ser víctima de mi ego, la soberbia de que yo lo podía cambiar y yo iba a ganar, de manipular para que te quedaras, de chantajear para tener victorias inmediatas,  justificar y minimizar los abusos, no poner límites o quitarlos por miedo a perderlo, humillarme, no controlar mis emociones, perder mi brújula o centro, rebajarme a un nivel emocional y mental para salvarlo y/o no perderlo y seguramente de muchas otras cosas más.

No soy responsable de los abusos que tu decidiste hacer en contra de mi persona.  Soy y fui víctima de muchos abusos, sin embargo soy responsable de sanar y no hacerme la víctima, soy responsable de mis actos de ahora en adelante para sanar, buscar justicia y no repetir el patrón.

No soy responsable de las consecuencias del abuso y reacciones que tú decidiste hacer, tener o decir.

Soy responsable de las consecuencias que decisiones personales o acciones legales, decida tomar, hacer y emprender.

Estoy triste por ese sueño o ilusión que perdí, quisiera se hiciera realidad, pero no son más que un sueño y una ilusión. En este tiempo y con este dolor,  me doy cuenta  cual es mi meta en realidad.  Ahora debo trabajar duro para materializar el sueño o la ilusión, primero sanando,  perdonándome y amándome.  Y segundo compartiendo mi nueva versión con alguien, por supuesto no contigo ni con alguien como tú.

Si te extraño, si llegué a quererte mucho y a amarte. El extrañarte con el tiempo y cambio de rutinas se irá desvaneciendo, así como el sentimiento y la presencia. 

 

El amarte es una decisión que tomé en su momento y hoy tomo la decisión de dejarlo de hacer.

El querer o el cariño, quizá ese nunca se vaya, quizá ese siempre esté ahí aunque de diferente manera.  Al final compartimos muchas cosas y yo veo lo bueno en las personas.  Esas cosas buenas que tienes, los momentos buenos que tuvimos, lo que hiciste por mí y los míos, siempre lo voy a apreciar valorar y agradecer, porque yo no soy ni ruin, ni ingrata, ni malagradecida. 

Sé exactamente todo lo que me diste,  compartiste,  ayudaste y lo bueno que hubo.

También estoy agradecida con las personas que estuvieron a mi lado, y me recordaron que soy valiente para sacarte de mi vida. Hoy todavía es muy doloroso para mí, las heridas y el daño ahí están y no sé cuánto me voy a tardar en curarlas,  pero, definitivamente sin tí y esta relación no estaría abriendo los ojos ante mi vida y ante mi misma.

Es muy pronto para perdonarte o desearte bien o inclusive verte, pero sé que un día lo voy a hacer y el día que te vea y no sienta nada... ese día estaré sanada.

No niego que hay una parte de mí que se niega a creer que eres un abusador con trastorno de personalidad narcisista y lo demás que seas, las comorbilidades psiquiátricas y/o psicológicas que tienes.  Esa misma parte de mí quiere que te sanes, trates y seas la persona que yo veo eres o puedes llegar a ser. Y quizá en un futuro poder estar juntos o retomar por lo menos la amistad, sin embargo sé,  es una chaqueta mental,  eso no va a suceder y es el hubiera que no existe ni existirá jamás.

Yo lo llamo, que tengo el síndrome de "Bella", del cuento de la “Bella y la Bestia”.  Creo  puedo hacer ver a las personas que pueden cambiar y mejorar.  Transmitirles mi fé en ellas y así ellas se crean, vean y tengan esa misma fé.  Creo y veo, siempre  lo  bueno de las personas, aunque también sé que las personas no cambian si no quieren y hay maderas que no agarran el barniz”.-

Recuerda que no estás sola, puede ser que estés en un momento que no veas la salida o bien te esté costando trabajo el estar sin está “persona”, pero créeme la vida sí mejora, sí hay una luz al final del túnel.

Si te sientes identificada con el relato, probablemente estás siendo víctima de abuso, busca ayuda profesional.

“El valiente vive hasta que el cobarde quiere”