Informes recientes indican que en los últimos cinco días se han utilizado más de 216 millones de litros de agua en la generación de imágenes de inteligencia artificial inspiradas en Studio Ghibli. Este dato ha despertado preocupación sobre el impacto ambiental de la IA y su consumo de recursos, especialmente el agua.
Aunque se suele pensar que la IA solo involucra procesos digitales sin efectos físicos, la realidad es distinta. Los modelos de inteligencia artificial requieren centros de datos que deben mantenerse refrigerados para evitar sobrecalentamientos, y muchos de estos utilizan grandes volúmenes de agua en sus sistemas de enfriamiento. Contrario a la creencia de que este consumo es mínimo, estudios han revelado que el entrenamiento de modelos avanzados de IA puede requerir millones de litros de agua.
Si bien el consumo de electricidad es un tema central en el impacto ambiental de la IA, el uso de agua también desempeña un papel clave. En regiones con altas temperaturas, los centros de datos suelen recurrir a sistemas de enfriamiento basados en agua, aunque existen alternativas como la refrigeración por aire, que en algunos casos puede ser menos eficiente en términos energéticos. Para reducir este impacto, algunas empresas han implementado sistemas de enfriamiento más eficientes, la reutilización del agua y han ubicado centros de datos en regiones donde el consumo hídrico tiene un menor impacto.
A pesar de estas preocupaciones, el uso diario de la IA en herramientas como asistentes virtuales o motores de búsqueda representa un consumo de agua insignificante en comparación con la fase de desarrollo y entrenamiento de modelos. El mayor impacto proviene de la infraestructura tecnológica necesaria para mantener y optimizar estos sistemas.
Para comprender mejor este consumo, es útil compararlo con otras actividades diarias. Por ejemplo, la producción de carne de res requiere aproximadamente 15,000 litros de agua por kilogramo, mientras que la fabricación de una camiseta de algodón puede utilizar hasta 2,700 litros. Industrias como la minería, la generación de energía térmica y la fabricación de dispositivos electrónicos también tienen un consumo de agua significativo.
Si bien la inteligencia artificial contribuye al uso de agua, su impacto es menor en comparación con otras industrias. La clave está en desarrollar soluciones tecnológicas más sostenibles, exigir mayor transparencia en el uso de recursos y fomentar un consumo responsable de estas herramientas digitales.