Noroña, el mártir de los vuelos de lujo



Jorge Montejo

Gerardo Fernández Noroña, el adalid de la austeridad republicana (pero solo cuando no se trata de sus viajes), volvió a dar cátedra de coherencia en su más reciente videocharla. Entre gesticulaciones y aspavientos, el senador aclaró que la nueva política de Morena que prohíbe vuelos en primera clase y el turismo político no va con él. ¡Claro que no! ¿Acaso alguien pensó que el saco le quedaba? Pues no, él no se lo acomoda.

Según Noroña, las lenguas venenosas de redes sociales ya lo daban por “atado de manos”, sin poder salir al extranjero. ¡Falso! Él es libre de volar a donde se le antoje, sobre todo si se trata de acudir a foros internacionales como el Parlamento Europeo en Estrasburgo, porque, claro, su presencia es fundamental para salvar al país de los complots de la derecha global. ¿Y quién va a criticarlo por eso? “A mí nadie me regaña desde que se murió mi abuelita”, dijo orgulloso, porque si hay algo que le sobra a Noroña, además de coherencia, es independencia.

El presidente del Senado consideró un error prohibir los vuelos en primera clase, porque, según su peculiar lógica, nadie en Morena tiene dinero para pagar esos lujos. “¿Primera clase? ¡Ni de chiste! Yo solo viajaba así cuando Emma trabajaba en una aerolínea, y si había lugar, porque pagado de mi bolsa… ¡jamás!”. Eso sí, se le olvidó mencionar que el asiento reclinable y el servicio de copa en mano venían como parte de su sacrificio por el pueblo.

Noroña también recordó su épica travesía a Estrasburgo. ¿Turismo político? ¡Por favor! Ese viaje fue esencial para detener el golpe de la derecha contra la elección judicial en México. Gracias a él, el Consejo de Europa no se fue de boca y, según sus palabras, fue su intervención la que logró el “milagro” diplomático. Nada más faltó que contara cómo Europa se puso de pie a aplaudir su sabiduría legislativa.

Por si fuera poco, el senador reveló que tiene “infinidad” de invitaciones al extranjero, porque claro, su fama de líder indiscutible trasciende continentes. Desde el G20 hasta cualquier foro parlamentario de países “modestos” como Honduras, él decide cuál es importante y cuál no, porque si hay algo que Noroña domina es la agenda internacional. ¡Nada de turismo político, solo diplomacia de la más alta categoría!

Al final, Noroña concluyó con la elegancia de siempre: “¿Quién va a estar en contra de evitar el turismo político?”. Y sí, quién podría estarlo… si al final la coherencia y el sacrificio republicano siempre se llevan en el corazón… aunque sea desde el asiento acolchonado de un vuelo en primera clase, eso sí, solo si el destino lo merece.

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Pd. Por esas hipocresías, AMLO no lo mencionaba nunca como corcholata.