Indignación ciudadana



11/06/25

Si había alguna duda sobre la insensibilidad que caracteriza a la administración que encabeza Julio Menchaca Salazar, las recientes declaraciones del secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna, simplemente confirman que en Hidalgo hay un régimen incapaz de cumplir la promesa de “primero el pueblo”.

Ello, porque a las muestras de intolerancia evidenciadas contra ciudadanos que han osado levantar la voz, y los cuales han sido víctimas de ataques verbales del propio mandatario estatal y actos de represión policiaca, se suma ahora otro desacierto del encargado de la política interna del estado.

Al hablar de la desaparición de una niña de escasos 12 años de edad, Guillermo Olivares afirmó que la menor “salió por voluntad propia en compañía de una pareja, declaración que no solo mostró falta de sensibilidad ante el dolor ajeno, sino que también perpetúa estigmas y minimiza la gravedad del problema.

Pero eso no es todo, pues el funcionario fue más allá al no sólo criticar las protestas ciudadanas, sino que incluso sugirió que detrás de éstas podrían existir otros intereses, con la intención de “sacar raja” de la situación.

Como era de esperarse, esta actitud ha causado una profunda indignación en la sociedad, la cual exige considerar que la desaparición de una persona, especialmente de una niña, es una tragedia que afecta a toda una comunidad.

En este contexto, las palabras del funcionario no solo parecen insensibles, sino que también deslegitiman el sufrimiento de familias, amigos y seres queridos que están en búsqueda activa de respuestas. Es una falta de empatía manifiesta que, en lugar de ofrecer apoyo o aliento, parece justificar el hecho de que una menor pueda estar fuera de casa por decisión propia.

Además, este tipo de comentarios alimentan una narrativa cultural que culpabiliza a las víctimas. La idea de que una jovencita puede "escapar" con su pareja, no solo simplifica una situación compleja, sino que también puede insinuar que, de algún modo, la pequeña es responsable de su desaparición.

Ese enfoque es dañino, pues desvía la atención de las circunstancias que rodean la desaparición de muchas niñas y mujeres jóvenes, que a menudo sufren pasajes de violencia, coerción y manipulación.

Por tanto, las palabras de Olivares Reyna reflejan una preocupante tendencia a trivializar las realidades de la violencia de género y la desaparición forzada. Al hablar de esta manera, se ignoran los esfuerzos de muchas organizaciones y activistas que trabajan incansablemente para visibilizar el problema de las desapariciones en México y para abogar por leyes más estrictas que protejan a las menores.

Esta situación, por tanto, plantea cuestionamientos sobre la formación y sensibilidad de quienes ocupan altos puestos en el gobierno. La capacidad de un líder para comunicar de manera efectiva y empática es crucial, especialmente en temas tan delicados, pues las declaraciones erróneas contribuyen a la desconfianza en las instituciones, al hacer que la ciudadanía sienta que sus autoridades no toman en serio los problemas que afectan a la sociedad.

Entonces, es imperativo que los funcionarios se capaciten en temas de derechos humanos, género y atención a víctimas. La comunicación asertiva y compasiva no solo es deseable, sino necesaria para construir puentes de confianza entre la sociedad y sus gobernantes.

En conclusión, las desafortunadas declaraciones del secretario de Gobierno no solo reflejan falta de empatía institucional, sino que además muestran que debe construirse un discurso oficial que priorice la dignidad y el respeto hacia todas las personas, al tiempo que reconozca que detrás de cada caso de desaparición, hay una vida que merece ser valorada y protegida.