El cielo sobre Grecia se ha teñido de gris. Una serie de incendios forestales fuera de control ha obligado a miles de personas a evacuar sus hogares, mientras brigadas de emergencia intentan contener las llamas que avanzan sin tregua por diferentes regiones del país.
La situación más alarmante se vivió en Kryoneri, un pueblo al norte de Atenas, donde alrededor de 5,000 habitantes fueron evacuados el sábado. Allí, el fuego alcanzó viviendas, negocios e incluso pequeñas fábricas, dejando tras de sí cenizas y estructuras calcinadas. Este domingo, los incendios en esa zona han sido contenidos en gran parte, pero persisten puntos activos que mantienen en alerta a los equipos de emergencia.
Para contener los focos restantes, trabajan 220 bomberos, 70 unidades terrestres y dos helicópteros que descargan agua sobre áreas críticas. Sin embargo, las condiciones no son favorables: una intensa ola de calor, con temperaturas que han rozado los 46 grados, ha convertido el país en un terreno vulnerable para el fuego.
Las autoridades han informado que al menos cuatro personas han sido hospitalizadas por problemas respiratorios, y un bombero resultó herido por quemaduras leves.
En la isla de Cítera, al sur del país, la emergencia se agrava. Este domingo se sumaron cuatro pueblos más a la lista de evacuaciones, que ya incluye a más de diez comunidades desplazadas desde el sábado. La rápida propagación del fuego ha dejado zonas enteras bajo amenaza.
Desde el pasado lunes, Grecia vive una de las olas de calor más severas de los últimos años, lo que ha convertido cada chispa en un incendio potencial. Las autoridades siguen en estado de máxima alerta, mientras ciudadanos, bomberos y voluntarios unen esfuerzos para proteger vidas y frenar el desastre.
