Una enorme plataforma de recuperación vinculada a la empresa SpaceX, propiedad de Elon Musk, fue detectada operando en aguas del Golfo de México, dentro de la Zona Económica Exclusiva de México, sin que hasta el momento se confirme si contaba con los permisos correspondientes.
La estructura, identificada como LB Jill, tiene un peso cercano a las 4 mil toneladas y fue vista a aproximadamente 22 kilómetros de la costa de Playa Bagdad, en el municipio de Matamoros, Tamaulipas, desde el pasado 16 de julio.
De acuerdo con datos satelitales, la plataforma partió desde Port Fourchon, Luisiana, y tras una breve estancia en el puerto de Brownsville, Texas, se desplazó hacia el sur hasta instalarse en territorio marítimo mexicano.
Según el Sistema de Identificación Automática (AIS), desde el 16 de julio la plataforma emitía una señal de advertencia para mantenerse alejado de su perímetro, lo que suele indicar actividades de recuperación submarina o manejo de objetos pesados. Las maniobras habrían tenido como objetivo recuperar fragmentos de los cohetes Starship 8 y 9, pertenecientes a SpaceX, tras pruebas fallidas.
La organización ambientalista Conibio Global denunció públicamente esta operación. Durante un recorrido en altamar, su presidente, Jesús Elías Ibarra Rodríguez, documentó el momento en que la plataforma extraía lo que identificó como partes de un propulsor.
“Ya llevan varios días operando y no hay información clara sobre si cuentan con autorización para estar aquí”, declaró Ibarra en una grabación desde el lugar.
El operativo se mantuvo hasta el 22 de julio. Hasta el momento, autoridades mexicanas no han emitido ningún posicionamiento oficial sobre la presencia de esta plataforma en aguas nacionales.
Este caso ha reavivado el debate sobre el control, la vigilancia y el respeto a la soberanía marítima en zonas estratégicas del país.