México cerca del apagón por depender del gas natural de EE.UU., advierte PEMEX



Alonso Quijano 

7 de agosto de 2025

México está a una válvula de distancia de una crisis eléctrica de gran escala. Así lo advirtió Petróleos Mexicanos (Pemex), al señalar que si se cerrara la “llave” del gas natural proveniente de Estados Unidos, el país se quedaría “a oscuras”. El director de la empresa estatal explicó que más del 60% de la electricidad que se genera en México depende directamente de este insumo importado, en un contexto donde la autosuficiencia energética ha sido uno de los grandes estandartes del discurso gubernamental.

La declaración, lejos de ser solo una advertencia técnica, exhibe una vulnerabilidad estructural: la dependencia de México del gas natural estadounidense no solo contradice la retórica de soberanía energética de la autodenominada Cuarta Transformación, sino que también coloca al país en una posición geopolítica precaria. Ante cualquier tensión comercial o conflicto diplomático con Washington, el sistema eléctrico nacional podría colapsar en cuestión de horas.

Durante años, los gobiernos mexicanos han apostado por el gas natural como una fuente “más limpia” y económica que el combustóleo o el carbón. Sin embargo, el 85% del gas que se consume en el país proviene de importaciones, y la mayoría cruza por ductos desde Texas. A pesar de las millonarias inversiones en refinerías como Dos Bocas, y los planes para “rescatar” a Pemex y a la CFE, el gobierno de Morena no ha reducido esta dependencia. Por el contrario, la ha consolidado.

En febrero de 2021, una tormenta invernal en Texas paralizó la infraestructura energética de ese estado, lo que derivó en un corte masivo de gas a México. El resultado fue inmediato: apagones en al menos 26 entidades, plantas detenidas, industrias en pausa y pérdidas económicas multimillonarias. Cuatro años después, el país no ha diversificado suficientemente su matriz energética ni fortalecido su producción interna de gas.

Paradójicamente, mientras se desincentivan proyectos privados de energías renovables por motivos ideológicos y regulatorios, el país sigue apostando todo a un combustible importado. Y no es solo una cuestión de dependencia energética: también es una cuestión de seguridad nacional.

Pemex ha señalado que trabaja en aumentar la producción local, pero los resultados son modestos. Además, el gas asociado en los campos petroleros sigue siendo desaprovechado o quemado por falta de infraestructura. El Plan Nacional de Desarrollo 2018–2024 prometía soberanía energética, pero el balance hasta hoy muestra mayor exposición a riesgos externos.

En un escenario de creciente tensión política entre México y Estados Unidos —por temas migratorios, comerciales y electorales— la posibilidad de un cierre “intempestivo” de la llave del gas no es un tema menor. Sería el equivalente a apretar el interruptor de emergencia del país.

Así, mientras el gobierno de Morena continúa presumiendo independencia energética y autosuficiencia imaginaria, la advertencia de Pemex resuena como un golpe de realidad. El discurso podrá ser nacionalista, pero la energía que mueve a México sigue dependiendo de decisiones tomadas al norte del Río Bravo.