Célibes involuntarios



6 de octubre de 2025

La semana pasada un joven ingresó a las instalaciones del CCH Sur y con una navaja asesinó a un estudiante, agredió con el arma blanca a dos personas más, la novia de la víctima y un elemento de seguridad del plantel, para después lanzarse desde un tercer piso con la intención de suicidarse; hoy se debate entre la vida y la muerte, consecuencia de los traumatismos.

En sus redes sociales había escrito horas previas: “ya estoy harto de este mundo, nunca he recibido el amor de una mujer y neta duele, me duele saber que los Chads (sic) pueden disfrutar de las Foids (sic). Yo lo he perdido todo”. Estos acrónimos, Chads y Foids, significan hombres heterosexuales populares y mujeres bellas, los cuales tienen una relación afectiva o sexual.

A su vez, definen como Incels (célibes involuntarios) a los hombres heterosexuales que no logran tener una relación afectiva o sexual con mujeres y eso genera frustración, ansiedad, que se transforma en odio hacia hombres y mujeres.

Citando a la revista *Proceso* se pueden leer otros mensajes de odio, como este:

“Estas acciones buscan generar conciencia sobre nosotros los incels de tanta injusticia que se vive día a día sobre mujeres y sus estándares. El asesinato del alumno es totalmente justificable, ya que es una manera de que la sociedad nos deje de reprimir tanto y no seamos discriminados ni perseguidos. Es totalmente justificable y no tiene nada de malo, ya que las mujeres nos reprimen muchas veces, pero su movimiento feminista no es más que una carga inútil para la sociedad”.

La serie “Adolescencia” nos deja profundas reflexiones: ponerle más atención a nuestros niños y jóvenes como padres de familia, como maestros, pero sobre todo generar políticas públicas que respondan a una nueva realidad en la era digital que trae desarrollo pero también nuevos desafíos y riesgos.

En un país donde el acceso a los servicios de salud ha decaído en el último sexenio (hoy 42 % de la población no tiene acceso), la atención a afecciones mentales en los jóvenes es escasa. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT, 2022), en 2022 se estimó una prevalencia de intento suicida alguna vez en la vida de 6.5 % en adolescentes y de 3.5 % en adultos, y una prevalencia de intento suicida en el último año de 3.1 % en adolescentes.

Asimismo, el Programa Nacional de Prevención de la Violencia y Delincuencia no ha tenido ejecución alguna en los últimos seis años; eso quiere decir que las comunidades no tienen programas de prevención de adicciones, reconstrucción del tejido social y alternativas culturales, deportivas o de integración en sus comunidades.

El abandono a la salud mental en los últimos años, la carencia de estudios sociales sobre la violencia en los jóvenes, el acceso a armas de fuego clandestinas y la falta de programas de prevención de la violencia se conjugan en una situación de alto riesgo.