DEFENDIENDO LA PATRIA

Por Miguel Ángel Serna Ortega
Investigador Histórico

La Batalla de Chapultepec se libró el lunes 13 de septiembre de 1847 en el cerro del mismo nombre, en las cercanías de la Ciudad de México.

El ejército de los Estados Unidos había invadido a la República Mexicana en el episodio conocido como Guerra del 47, bajo el pretexto de violaciones territoriales en la zona de Texas que pertenecía a México desde la época de la Colonia. Una parte del ejército estadounidense atacaba por el norte del país y otro contingente estadounidense había desembarcado en el puerto de Veracruz y avanzaba hacia la capital mexicana. En aquel entonces, en el Cerro de Chapulín (chapultepec en idioma náhuatl) se encontraban las instalaciones del Colegio Militar comandado por el general José Mariano Monterde con menos de 50 alumnos y un número reducido de defensores supervivientes de las anteriores batallas, y auxiliada la defensa por el Batallón de San Blas al mando del coronel Felipe Santiago Xicoténcatl. Al estar situado en un punto prominente en el poniente del Valle de México, era uno de los últimos reductos que restaban en la defensa de la capital; el punto estaba a las órdenes del anciano general Nicolás Bravo, héroe de la Independencia.

Una vez rodeadas las defensas orientales del Valle de México, los estadounidenses derrotaron a los restos del ejército mexicano en las funciones de armas de Padierna, Churubusco y el Molino del Rey. Sólo quedaba entre el ejército invasor y la capital el cerro de Chapultepec, que no era una fortaleza, sino el domicilio del Colegio Militar; no obstante, a su alrededor se habían realizado apresuradamente algunas obras para fortificar la defensa del castillo.

Se le encomienda al Batallón de San Blas auxiliar la guarnición del Castillo de Chapultepec; el ejército invasor bombardea durante todo el día 12 la línea de defensa por lo que el batallón empieza a ser diezmado,en una vez tomada la posición con relativa facilidad por las divisiones de Worth, Quitman y Pillow, que se enfrentaron a una pequeña guarnición de 823 soldados y 43 cadetes, con 4 cañones. La entrada a la Ciudad de México quedó expedita para el ejército estadounidense.

Dentro de este episodio se ubica el evento conocido en México como el "Martirio Heroico de los Niños Héroes de Chapultepec". Unos días antes de la batalla, el General Mariano Monterde, Director del Colegio Militar les pidió a los Cadetes que se fueran a sus casas, pues el Colegio se utilizaría como baluarte de defensa. Algunos alumnos le solicitaron permiso para permanecer acuartelados y defender al país de los invasores hasta la muerte.

Las edades de los cadetes oscilaban entre los 14 y 18 años; los instructores Oficiales a cargo tenían un poco más de edad, pero jóvenes todavía. El resto de la tropa de primera línea se encontraba muy reducida pues los remanentes habían sido desplazados hacia varios puntos de defensa alrededor de la Ciudad de México; y la mayor parte del ejército de línea ya había sido destrozado en el norte y oriente del país.

En el fragor de la batalla se solicita permiso al General Nicolás Bravo para huir con los cadetes, pero el general no quiso o no pudo decidir un curso de acción, principalmente por el estado tan crítico en que se encontraba la defensa después de la deserción en masa de la mitad de los efectivos de línea. Lo único que pudo hacer fue asignar a los remanentes del Batallón de San Blas a los dormitorios y a la protección de los cadetes que quedaron a defender el castillo. Sin órdenes que cumplir y viendo al enemigo avanzar, los cadetes líderes trataron de decidir el curso a seguir intentando salir todos por el lado del jardín botánico. Los cadetes Juan de la Barrera, Vicente Suárez y Fernando Montes de Oca, prefirieron quedarse a pelear con los otros soldados del Batallón de San Blas quienes se colocaron al lado del jardín botánico para proteger la salida de los cadetes más jóvenes, entre ellos Francisco Márquez y Miguel Miramón, lo que provocó que los estadounidenses pudieran disparar fácilmente contra ellos. No obstante las muertes de Juan de la Barrera, Vicente Suárez y Fernando Montes de Oca, (este último muerto al saltar por la ventana, una vez protegida la salida de los demás), los cadetes supervivientes lograron huir siendo protegidos en la retaguardia por Francisco Márquez que a sus 14 años logró mantener a raya al enemigo hasta perecer.

En el lado oriente del Castillo de Chapultepec se colocó la Segunda Compañía de Cadetes, mientras que en la parte occidente era defendida por la Primera compañía al mando del General Monterde. El ataque del ejército de los Estados Unidos empezó en la mañana del 13 de septiembre. A las 12 de la tarde la posición Caballero Alto sucumbe ante la embestida del enemigo por lo que Miguel Poucel ordena a la Segunda Compañía de aproximadamente 40 alumnos, 4 cabos y el sargento Teófilo Noris contraatacar antes de que el ejército enemigo atacara primero. Poucel encarga a Teófilo Noris proveer de fusiles cargados a los cadetes, mientras las municiones se agotaban Agustín Melgar se encerró en la biblioteca donde esperaba recibir con disparos al enemigo matando a uno de ellos, Melgar fue herido y falleció después de amputársele la pierna, al día siguiente. La segunda compañía no recibió más órdenes debido a que el General Monterde había sido tomado prisionero en la parte occidental del colegio. Miguel Poucel ordenó colocar las armas en el suelo en señal de que estos jóvenes jamás las entregarían personalmente.

La historia oficial mexicana recuerda en particular a seis de esos jóvenes que perdieron la vida en el combate. A estos jóvenes cadetes se les llama Niños Héroes de Chapultepec. Sus nombres: Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Francisco Márquez, Juan Escutia, Juan de la Barrera y Vicente Suárez. Durante el siglo XIX se dio especial realce al Batallón de San Blas, del cual fallecieron casi todos sus soldados al pie del cerro defendiéndolo contra el ejército estadounidense. En el Castillo de Chapultepec, hoy Museo Nacional de Historia, y sus alrededores se conmemora mediante placas los puntos donde murieron estos jóvenes defensores mexicanos conocidos como los Niños Héroes. La mayoría de los sobrevivientes de la batalla fueron hechos prisioneros.