POR EL DOLOR, POR LA RABIA, POR LA VERDAD, POR LA JUSTICIA

Compañeras, compañeroas y compañeros de la Sexta de México y el Mundo:

Hermanas y hermanos de los pueblos de la Tierra:

Sabe nuestro colectivo corazón, de antes y de ahora, que nuestro dolor no es lamento estéril.

Sabe que nuestra rabia no es desahogo inútil.

Sabemos quienes somos lo que somos, que nuestros dolores y rabias nacen y se alimentan de mentiras e injusticias.

Porque quien está arriba a costa de quienes abajo somos lo que somos, miente como forma de hacer política y adorna la muerte, la desaparición forzada, el encarcelamiento, la persecución y el asesinato con el escándalo de su corrupción.

Es criminal con fuero y sin vergüenza quien arriba es, sin importar el color de su política. Sin importar si pretende esconderse detrás de un cambio de nombre y de bandera.

Siempre el mismo rostro, la misma soberbia, la misma ambición y la misma estupidez.

Como si al desaparecer y asesinar también quisieran desaparecer y asesinar la memoria.

De arriba y de quienes ahí anidan sus perversiones y bajezas, sólo recibiremos la mentira como salario y la injusticia como pago.

Puntuales llegan la injusticia y la mentira, todos los días, a todas horas, en todas partes.

No les sacia el despojarnos de trabajo, vida, tierra, naturaleza.

También nos roban a quienes con nosotr@s son: hijos, hijas, hermanas, hermanos, padres, madres, familiares, compas, amig@s.

Persigue quien arriba es. Encarcela. Secuestra. Desaparece. Asesina.

No sólo acaba con cuerpos, con vidas.

También destruye historias.

Sobre la desmemoria construye el de arriba su impunidad.

El olvido es el juez que no sólo lo absuelve, también lo premia.

Por eso, y más, nuestros dolores y rabias buscan la verdad y la justicia.

Tarde o temprano aprendemos que no se encuentran en ningún lado, que no hay libro, ni discurso, ni sistema jurídico, ni institución, ni promesa, ni tiempo, ni lugar para ellas.

Que hay que construirlas aprendemos.

Como si el mundo no estuviera cabal todavía, como si un hueco le hiriera el vientre, lacerado el corazón del color que somos de la Tierra.

Así aprendemos que sin verdad y sin justicia, no hay día ni noche cabal. No reposa nunca el calendario, no descansa la geografía.

En muchas lenguas, idiomas, signos, nombramos a quien falta.

Y cada dolor y cada rabia toma un nombre, un rostro, una historia, un hueco que duele e indigna.

El mundo y su historia se llenan así de ausencias,

Y esas ausencias se hacen murmullo, palabra fuerte, grito, alarido.

No gritamos por lamento. No lloramos por pena. No murmuramos por resignación.

Es para que quienes faltan encuentren el camino de regreso.

Para que sepan que están aunque falten.

Para que no olviden que no olvidamos.

Por eso: por el dolor, por la rabia, por la verdad, por la justicia.

Por Ayotzinapa y todos los Ayotzinapas que hieren los calendarios y geografías de abajo.

Por eso la resistencia.

Por eso la rebeldía.

Porque llegará el tiempo en que paguen quienes nos deben todo.

Pagará quien persiguió, pagará quien encarceló, pagará quien golpeó y torturó. Pagará quien impuso la desesperación de la desaparición forzada. Pagará quien asesinó.

Porque el sistema que creó, alimentó, cobijó y protegió el crimen que se viste de mal gobierno, será destruido. No maquillado, no reformado, no modernizado. Demolido, destruido, acabado, sepultado será.

Por eso en este tiempo nuestro mensaje no es de consuelo ni de resignación para quienes se duelen por una o muchas ausencias.

De rabia es nuestro mensaje, de coraje.

Porque conocemos ese mismo dolor.

Porque tenemos en las entrañas la misma rabia.

Porque, siendo diferentes, así nos parecemos.

Por eso nuestra resistencia, por eso nuestra rebeldía.

Por el dolor y la rabia.

Por la verdad y la justicia.

Por eso:

No claudicar. No venderse. No rendirse.

Por eso:

¡Verdad y Justicia!


Desde las montañas del sureste mexicano.

Subcomandante Insurgente Moisés.                   Subcomandante Insurgente Galeano.

En un rincón del planeta que llaman “Tierra”, septiembre del 2015.