MEDALLA DE ORO PARA LA DESIGUALDAD

Por María Gil.

Alberto Baillères besó la medalla Belisario Domínguez. El segundo hombre más rico de México recibió la presea de oro que representa la más alta condecoración que un mexicano puede recibir en su vida. La nominación de Baillères, de 83 años, para el premio que se entrega cada año fue polémica: los legisladores de izquierda no admitían que se le diera a un empresario que heredó la mayoría de sus negocios durante la posrevolución de México.

Baillères posee una fortuna estimada de 18.200 millones de dólares y es dueño de Fresnillo, la mina de plata más rica del mundo, así como cuantiosos yacimientos de oro. El también llamado rey de la plata, además, administra un conglomerado empresarial que incluye los grandes almacenes Palacio de Hierro, la aseguradora GNP, el Instituto Tecnológico Autónoma de México (ITAM) y la empresa Espectáculos Taurinos de México. En febrero, sorprendió con la creación de su empresa petrolera Petrobal, que en septiembre obtuvo su primer contrato por la reforma energética.

La elección del Senado también sorprendió porque en los últimos años la medalla Belisario Domínguez se ha entregado a escritores, poetas, pensadores y políticos que han impactado en la cotidianidad mexicana, pero no al dueño de una de las fortunas más grandes del país.

El año pasado, el poeta chiapaneco Eraclio Zepeda colgó en su cuello la presea. Antes lo hizo el político de izquierda Cuauhtémoc Cárdenas y también el escritor Carlos Fuentes. El investigador Miguel León Portilla y el pintor Rufino Tamayo también consiguieron la condecoración. Hace 20 años que una mujer no recibe el premio, la última en conseguirlo fue la política Griselda Álvarez, en 1996. La medalla es en sí una historia de la posrevolución. La presea honra la memoria de Belisario Domínguez, un senador del Estado de Chiapas (sur de México) que se opuso en 1913 al Gobierno del presidente Victoriano Huerta y lo acusó públicamente de usurpador y traidor de la patria. El atrevimiento le costó la vida.

En las calles el arrojo era de un grupo de mexicanos que gritaban “¡Asesino!” al magnate para reprocharle las condiciones de trabajo en sus negocios mineros. Dentro del Senado, buena parte de la clase política mexicana se reunió y los senadores se hicieron selfies con el ministro de Educación y con el de Desarrollo Social.

La senadora opositora Layda Sansores aprovechó que el presidente Enrique Peña Nieto asistió a la ceremonia y le entregó el libro La Casa Blanca de Peña Nieto, la investigación periodística sobre la casa del mandatario comprada a Grupo Higa. Sansores también rechazó la entrega del premio a Baillères y abandonó la sala. “Oprobio que el Senado entregue la medalla Belisario Domínguez a Alberto Baillères, el segundo hombre más rico de México”, escribió en su cuenta de Twitter.

Por su parten el político mexicano Cuauhtémoc Cárdenas, en un texto publicado en la jornada, expresó que el otorgar la medalla Belisario Domínguez 2015 al empresario Alberto Bailleres González “es un premio a la violenta desigualdad social existente”.

Para Cárdenas Solórzano “resulta inadmisible que se produzca este reconocimiento cuando nuestro país vive una de las épocas en que, al menos en este siglo y el anterior, existe una de las situaciones de mayor desigualdad de orden social y que en los hechos se presente como mérito y logro por alcanzar y ejemplo para todos la desigualdad misma, las oportunidades de mejoramiento limitadas a pocos y la alta concentración de la riqueza en unos cuantos”.

Finalmente, el ex candidato presidencial, calificó de “inaceptable” que el reconocimiento a Bailleres se dé “por primera vez desde 1954, por una mayoría y no por todos los senadores”.

Lo anterior, resulta un insulto a los mexicanos, ya que existiendo en México, científicos que luchan por encontrar la cura contra el Cancer, periodistas que exhiben la corrupción del gobierno, escritores que han recibido el Premio Cervantes, Ingenieros de la NASA, luchadores sociales que arriesgan su vida por los derechos humanos, el gobierno mexicano decidió premiar al dinero y a los intereses creados. 

Que mal ejemplo le están dando nuestros políticos a los jóvenes con la medalla Belisario Domínguez 2015, ya que están confundiendo los medios con los fines; es decir, consideran al dinero un fin, cuando en realidad este es un medio para alcanzar un bien superior como la justicia, la salud, la libertad de expresión o la democracia.

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Fuente: Proceso y El País.