LA METAMORFOSIS DEL PRI.


Por Jorge Montejo.

Al escuchar la expresión “divide y vencerás”, o “divide y conquistaras”, nos llegan a la mente de manera ipso facto, las tácticas que nos remontan en el tiempo hasta el emperador romano, Julio César, que utilizaba la esencia de esta expresión para consumar su dominio sobre el gran imperio romano. Así como, también, nos ilumina la genialidad atribuida a Nicolás Maquiavelo, en su libro: “El Príncipe”, en el que su autor dibuja toda una gama de sugerencias para mantener el control absoluto del poder sobre el Estado.

Según Maquiavelo, los príncipes deben gobernar según las circunstancias que les permitan conservar exitosamente a sus gobiernos en su poder. Y, presenta como principal característica el método de dejar de lado sistemáticamente, con respecto a las estrategias políticas, las cuestiones relativas a la moral y la religión, alegando que sólo interesa conservar el poder.

De hecho, para Maquiavelo, la conservación del Estado, obliga a obrar –cuando es necesario– contra la fe, contra la caridad, contra la humanidad y contra la religión. Para lo cual, se requiere dejar de idealizar gobiernos utópicos e inexistentes, para inclinarse en cambio, por los hombres reales y los pueblos reales, examinando sus comportamientos y aceptando que el ejercicio real de la política contradice con frecuencia la moral y no puede guiarse por ella.

Este tratado de doctrina política, cuya reflexión es de referencia obligada de todo gobernante, es un análisis lleno de sentido común y pragmatismo que enseña la forma de adquirir, proteger y mantener un gobierno, donde su autor muestra a los gobernantes “el arte de conquistar el poder” y donde la ética, y la moral, han de estar exenta de toda norma.

De ahí la expresión “divide y vencerás” o “divide y conquistarás” que como táctica política o de guerra está considerada como la más acreditada clave para alcanzar el éxito, convirtiéndose en una herramienta que ha estado presente de alguna manera en los momentos más importantes de la historia.

Conforme a lo anterior, es evidente que después de las elecciones de julio de 2018, la estructura del PRI se llevará una gran sacudida. Es un momento complicado donde difícilmente el Revolucionario Institucional estará en manos de un solo grupo porque eso implicará una división sin precedentes o la derrota electoral en la próxima contienda lo cual generararia un ambiente de convulsión política al interior del tricolor.


Ante esta realidad, es evidente que a Omar Fayad le quieren dejar un estado fragmentado que sea difícil de gobernar, con un sistema político agotado. Una clara evidencia de esta estrategia de Maquiavelo lo es la fractura que existe entre el gobierno de Hidalgo y el grupo universidad que ha tomado el control del partido MORENA en Hidalgo, bajando de las candidaturas a diversos personajes como sucedió en Pachuca con el regidor independiente Nabor Rojas, para colocar al ex rector de la UAEH, Humberto Veras Godoy.    

Sin embargo, ante esta maniobra, no debemos olvidar que hace algunos meses el hoy
 candidato a diputado local de MORENA fue llamado por el entonces Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para ocupar el cargo de Director General de Participación Ciudadana para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia en la SEGOB. Este hecho en política tiene un significado sustancioso que nos lleva a la conclusión que entre el grupo universidad y el exsecretario hidalguense existe una alianza política de facto, a no ser que el ex rector siempre haya sido made in China y no made in UAEH.


Por lo anterior, el gobierno de Fayad necesitará reconstruir el poder fragmentado e instaurar la transformación de nuestras instituciones y claro, establecer el "poder compartido" entre fuerzas políticas dispersas, algunas veces incorregibles, ya que esas fuerzas que pierden, pero no pierden todo se dedican a fastidiar al que gana.

En este orden de ideas, para que el proyecto del Gobernador Fayad tenga proyecciones a futuro (aún después del peor panorama electoral), es necesaria una política de diálogo y entendimiento con las distintas fuerzas dispersas del estado. El gran éxito del exgobernador Rojo Lugo (quien duro casi tres décadas más allá del bien y del mal) fue saber hacer amigos y ayudar a todos.

Rojo Lugo dialogando lograba que se juntaran todos y esa labor política de entendimiento permaneció durante mucho tiempo en Hidalgo. Dejó un Estado en paz, en calma y armonía, gracias a que tenia la humildad de entenderse con quien fuera, para sentar las bases del Hidalgo moderno.

Al respecto, 
y hablando de humildad es importante citar la siguiente anécdota, hace dos años (cuando aún no estaba decidido el candidato a gobernador por el PRI y el gobierno de Francisco Olvera había echado toda la carne al asador por el actual director del INFONAVIT), al final del informe de David Penchyna como senador, sin la luz de los reflectores por la cargada gubernamental en su contra, 
detrás de toda la clase política  salió Omar Fayad tomándose un café, nosotros nos encontrábamos dialogando con sus ayudantes porque no habíamos obtenido respuesta para entrevistar al  precandidato del PRI a la gubernatura de Hidalgo.

Omar Fayad, se percato de esa situación y delante de los periodistas de este semanario y otras personas presentes, reprendió a su propio equipo pidiéndoles la máxima humildad con los ciudadanos, argumentando que no se podía caer en la soberbia porque esas 
conductas dañaban mucho a Hidalgo.

Después de ese regaño, este semanario obtuvo respuesta favorable y a la semana Omar Fayad acudió a las instalaciones del Nuevo Gráfico para ser entrevistado a pesar de que este medio de comunicación lo había criticado en diversas ocasiones por la famosa "Ley Fayad".



Esta anécdota viene al caso, porque justamente eso es lo que necesita Omar Fayad para consolidar un proyecto a futuro (porque a partir del segundo año de gobierno en eso hay que pensar se ganen o se pierdan las elecciones intermedias), inyectarle esa dosis de humildad a sus colaboradores porque es muy fácil que un ser humano se pierda durante el ejercicio del poder.

Por lo anterior, al hablar de la necesidad del “poder compartido”, el encargado de la política estatal, Israel Felix Soto, ha instaurado una política de dialogo a través de audiencias publicas en todo el Estado de Hidalgo, para lograr el entendimiento entre fuerzas políticas para que estas  puedan obtener una “intervención notable” en aras, por supuesto, de “pegar” perfectamente esa “tasa rota” del sistema fragmentado que le quieren generar a Omar Fayad desde el más allá.

“Pero hoy, en la pluralidad, en la fragmentación del poder, es necesario que surjan nuevas fuerzas ciudadanas que nos den la gobernabilidad que estamos perdiendo en todo el país. Si por un lado, le quieren fragmentar el estado a Omar Fayad, por el otro debe juntar a todos a través del concepto del “Poder Compartido” que le podría generar un ambiente de estabilidad social por mucho tiempo después de la metamorfosis de una parte del PRI que busca convertirse en MORENA.