¿Por qué odias a Jerónimo Zarco?


Álvaro López | El Cerebro Habla 🧠
19/0920

Hace unos días apareció en redes (precisamente en Tik Tok) un adolescente de 16 años hablando sobre comunismo llamado Jerónimo.

El chamaco es una persona de clase media-alta y hasta ha vivido en Estados Unidos. A juzgar por sus videos y por el hecho de tener una Mac (que seguramente sus papás le dieron) sabemos que no vive mal.

Algunos medios lo abordaron porque se les hizo curioso ver a un jovencito hablando sobre Marx, el comunismo y demás corrientes de izquierda.

Lo que me sorprendió fue ver todo ese cúmulo de reacciones de personas atacándolo, como si esperaran que diera una opinión digno de un doctor en filosofía o ciencia política. Lo criticaron por escribir “cosas marxistas” en su Mac, por hacer aseveraciones imprecisas, porque es de izquierda o porque es uno de tantos jóvenes que se sienten atraídos por las corrientes socialistas.

Básicamente, lo que hicieron sus haters fue crear un alboroto: esos libertarios, o de derecha o conservadores que son muy inteligentes, leídos y sabiondos. Algunos hasta pedían no darle difusión. Y esos mismos “inteligentes, leídos y sabiondos” lo terminaron haciendo mucho más famoso. ¡Ah, qué contrariedad! Les ocurrió exactamente lo mismo que ocurre con los progresistas y su némesis el conservador Agustín Laje, quien ha visto en la reacción de los primeros una forma de tener más difusión.

¡Pero Jerónimo solo es un adolescente!

No, no comparto muchas de las ideas de Jerónimo. Sí, le hace falta mucho “kilometraje”, le falta mucha experiencia que vivir, pero ¿cuál es el problema? ¡Es un maldito adolescente!

¿A poco todos sus haters eran expertos en economía o política a los 16 años? Muchos posiblemente no sabían nada de eso siquiera. Seguramente algunos ni siquiera sabían quién era Marx.

Resulta que cuando somos adolescentes muchos creemos en utopías, soñamos con un mundo idealizado donde no exista ni la guerra, ni la pobreza ni la injusticia. Él, como buen adolescente inquieto, se involucró en algunos activismos ambientalistas, leyó a Marx y se le abrió el mundo. ¿Y qué hay de malo en eso?

Sí, luego va a crecer. Seguramente se va a dar cuenta que algunas cosas no son como creía, que el socialismo ha sido un fracaso. Posiblemente lea Gulag Archipielago y se dé cuenta de que los experimentos comunistas resultaron muy mal. Seguramente va a obtener un trabajo, va a ganar dinero y va a pagar impuestos. Es muy posible que en el futuro tome posiciones más moderadas y matizadas (como suele ocurrir en muchas ocasiones): tal vez se convierta en un socialdemócrata, en un liberal, no lo sé.

Pero todo ese conocimiento que está adquiriendo (aunque pueda terminar criticándolo en el futuro o termine desencantándose de sus ideales primigenios) le va a ayudar, lo va a hacer más culto. Una persona, incluso de derechas, que sabe de Marx, es más culto que una persona que conoce poco de él.

Para meterse en el mundo de la política hay que empezar por algún lado, y él dio ese paso. La inquietud tiene que venir de algún lado, y a él le vino de la izquierda.

Si algo reconozco, a pesar de tener fuertes discrepancias ideológicas, es que es un joven abierto. Se ve que, en su corto recorrido en su interés por la política, se ha tomado la molestia de contrastar opiniones. Se ha molestado en confrontarse con George Orwell cuya crítica al comunismo soviético es sublime. No veo en Jerónimo a alguien que se sienta que se las sabe de todas todas, ni se parece a algunos de esos izquierdistas universitarios arrogantes.

Lo más curioso es que, con todo y que es evidente que le falta un largo camino filosófico e intelectual que resolver, estoy seguro que hay cosas que él sabe y que muchos de sus “críticos grandotes” no. Hay gente que anda treinteando o cuarenteando y se rehusa a leer a Marx, o cree que leer a Marx te va a convertir casi por antonomasia en un defensor de la URSS. ¡Por favor!

Toda persona que esté interesado en la política tiene que leer a Marx, tiene que abrir El Capital y tiene que entender qué es el materialismo histórico dialéctico (así como creo que debe leer a Adam Smith y otros pensadores).

Leo algunas personas preocupadas porque Jerónimo va a propagar sus ideas de “izquierda”, casi como si ello fuera a implicar que su presencia va a convertir a México al comunismo, pero las ideas no se censuran, se confrontan y se rebaten. ¿Qué tiene que una persona quiera hablar sobre comunismo? ¿Qué tiene que otra quiera hablar de conservadurismo, de liberalismo, de feminismo o qué sé yo? Mientras dicha persona no tenga la intención explícita de atentar contra la dignidad de alguien más se le debe dejar hablar.

Y mejor que sobren voces de todo a que falten. En una sociedad abierta debemos valorar la pluralidad de opiniones. Ello fomenta el debate y el contraste de argumentos, algo a lo que parece nos estamos desacostumbrando en ambos lados del espectro político.

¿Y si se hace famoso, qué? ¿Y si a algunos les gusta, qué? ¿Y si no sabe más que cualquier otro joven que se obsesiona con el marxismo y aún así se convierte en influencer, qué?

Para concluir, debo insistir en que, contrario a los deseos de muchos, mientras haya libertad de opinión y democracia, siempre habrá algo así como gente de izquierda o gente de derecha. No es como que si evitamos que los jóvenes escuchen a Jerónimo la izquierda va a desaparecer y el mundo se va a volver “de derecha” (ni viceversa). Quien piense eso no sabe cómo funciona el mundo y poco entiende de la condición humana.

¿Cuál es el problema?