José Luis Avendaño.
27/12/20
Finalmente, en la noche del 14 de diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador envió una carta de felicitación a Joe Biden, presidente electo de Estados Unidos.
Lo anterior lo informó al día siguiente, durante la mañanera.
Amparándose en la Doctrina Estrada, esperó hasta que el Colegio Electoral confirmara la victoria del demócrata en las elecciones del 3 de noviembre.
Respetando las formas, López Obrador no se pronunció hasta que, una a una, las supuestas pruebas de fraude electoral, que fueron desechadas. Fue por prudencia política, dijo en su momento.
Tal vez, recordaba sus anteriores experiencias como candidato, especialmente la de 2006, cuando perdió con el 0.56 por ciento, enarbolando la bandera: Voto por voto, casilla por casilla.
Además de subrayar los principios de No intervención y de Autodeterminación de los pueblos, destacó la importancia de la cooperación, en particular en cuanto al asunto migratorio.
En este orden de ideas, el día 19, se informó de una conversación entre ambos, en la que se enfatizó en revigorizar la cooperación bilateral “para garantizar una migración segura y ordenada, contener el Covid-19, revitalizar las economías de América del Norte y asegurar nuestra frontera común”, según un comunicado del equipo de transición de Biden.
Por su parte, a través de tweeter, López Obrador dijo: “Reafirmamos el compromiso de trabajar juntos por el bienestar de nuestros pueblos y naciones”.
En este orden de ideas, con el nombramiento de Esteban Moctezuma Barragán, como embajador de México en Estados Unidos, se privilegia la lealtad sobre el conocimiento (para eso existe un equipo asesor técnico). La representación en Washington es, sobre todo, política.
Así, con un presidente Donald Trump que se niega a admitir que perdió, veremos qué sucede de aquí al 20 de enero, día de la investidura presidencial de Biden.
Mientras que se refugiaba en su campo de golf, sus partidarios, todavía el fin de semana anterior, se manifestaban en las calles.
La apuesta es sí Trump asistirá ese día, y si lo hace, en qué condiciones.
Mientras aquí, varios aeropuertos serán administrados por el mando militar, Trump espera con ansia qué aeropuerto llevará su nombre. De algún aeropuerto, quién sabe. Sólo se me ocurre, algún pedazo del ignominioso muro de la frontera sur.
AMLO felicitó a Biden pero apostó por el proyecto político de Donald Trump, por lo que debe dar vuelta a la página lo antes posible.