México: resurrección.



¿Renacer o morir?

Si bien es cierto que a partir del año 2018 se dio un cambio importante en el gobierno, con el propósito de erradicar la corrupción y separar el poder económico de los asuntos políticos, a partir de ahí, se están formando las bases de una transformación profunda en la vida política y social de nuestro país, pero sobre todo el cambio a una democracia real, donde las decisiones sean tomadas por el pueblo y para el pueblo, en aras de un rumbo nuevo, debemos mirar hacia adentro.

Para esto, es necesario renacer, primero reconocer que país somos, revisar nuestra historia, somos hechos de fuego, somos una raza de oro, no de bronce como nos lo han hecho creer, nos sostiene un gran pasado, edificado en esencia multi-cultural, de consciencia milenaria, forjados con honorabilidad, gentileza y gratitud, somos el pueblo amigo, abrazar nuestras raíces, ubicar nuestros defectos y virtudes, admitirlos y corregirlos, como nación y como individuos nos dará el éxito.

La tarea no será fácil, en la vía para restablecer los principios y valores, a pesar de las guerras, las conquistas, la esclavitud y el engaño de malos gobiernos, aún habrá quienes se opongan, debido al estado de confortabilidad que brindan los privilegios de un mundo ficticio y material, la supuesta superioridad del dinero y el poder que solo causa injusticia y desigualdad.

Todo comienzo necesita de identidad y unidad, si estamos preparados por dentro, es decir, espiritualmente, lo de afuera no dañará, las diferencias ideológicas cesarán, si cada uno realiza su función de acuerdo a un objetivo común, que es el progreso, México está rompiendo el cascarón, aunque este resulte oscuro, duro y el caminar sea agotador y pesado, la luz aparecerá, seremos ejemplo mundial.