El espía de la mafia del poder.



El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) es el organismo de inteligencia y seguridad que opera en México. Sin embargo, se han dado a conocer casos durante el sexenio de Calderón y Peña Nieto en los que el CISEN ha sido acusado de llevar a cabo prácticas ilegales de espionaje en contra de ciudadanos y organizaciones.

Uno de los casos más sonados fue el espionaje dirigido contra activistas, periodistas y defensores de derechos humanos. Diversas organizaciones han denunciado que el CISEN de Eugenio Imaz monitoreo sus movimientos, llamadas telefónicas, correos electrónicos y actividades en línea. Esto ha generado preocupaciones sobre el respeto a la privacidad y a la libertad de expresión en el país.

Incluso, fue evidenciada la compra del software Pegasus durante el periodo de Imaz y dentro de la Procuraduría General de la República a cargo de Murillo Karam, para la intervención de teléfonos celulares y smartphones. 

Incluso en Hidalgo se dedicaron en sus tiempos a la intervención de teléfonos y llamadas telefónicas.

De acuerdo con lo anterior, el CISEN tiene una base de datos denominada "Plataforma México", que contiene información de más de 100 millones de personas. En este registro se incluyen datos personales, como nombre, dirección, número de teléfono y correo electrónico.

Otro aspecto preocupante del espionaje del CISEN es su falta de transparencia y rendición de cuentas. Los ciudadanos no tienen acceso a la información que tiene este organismo y no existen instancias que supervisen sus actividades. Además, hay indicios de que el CISEN ha realizado cobros ilegales a particulares solicitando el acceso a información confidencial.

Las prácticas de espionaje del CISEN representan una grave amenaza a la democracia y a los derechos humanos en México. Es necesario contar con mecanismos que promuevan la transparencia y la rendición de cuentas de este organismo y que protejan la privacidad y la libertad de expresión de los ciudadanos. Los periodistas y defensores de derechos humanos no pueden seguir siendo blanco de monitoreo y vigilancia ilegal. Para garantizar la protección de los derechos humanos, se debe combatir la cultura de impunidad y exigir que cualquier práctica de espionaje se realice con el debido proceso y bajo respeto a los derechos humanos.