En Hidalgo todo cambia para seguir igual.



Julio Gálvez.

En Hidalgo, todos los actores políticos se dicen amigos sin importar partido. Es como un juego psicológico en el que te convierten en cómplice de sus corruptelas al decirte de esa manera.

La política sin ideales es como un barco sin timón; sin una dirección clara y un propósito definido, se corre el riesgo de caer en un ciclo sin fin de corrupción y estancamiento.

En Hidalgo, como en cualquier otro lugar, es importante que los líderes políticos tengan ideales claros y definidos, que estén comprometidos con el bienestar de sus ciudadanos y estén dispuestos a luchar por ellos.

El gatopardismo, término acuñado por Giuseppe Tomasi di Lampedusa en su novela "El Gatopardo", se refiere a la idea de que "todo debe cambiar para que todo siga igual". En otras palabras, los líderes políticos pueden prometer cambios y reformas, pero al final todo sigue igual, ya que no tienen ideales claros ni están comprometidos con el cambio verdadero.

En Hidalgo, es importante que los líderes políticos tengan ideales claros y estén comprometidos con el cambio. Deben estar dispuestos a trabajar duro para lograr un cambio positivo y duradero en la vida de sus ciudadanos.

Lo anterior significa no sólo prometer cambios, sino también implementarlos y estar dispuestos a hacer los sacrificios necesarios para lograrlos.

En resumen, la política sin ideales es una política vacía y sin rumbo que conviene a los intereses personales de los que conforman el capitalismo de cuates.

En Hidalgo, ante 93 años de la misma forma de pensar es importante que los líderes políticos tengan ideales claros y estén comprometidos con el cambio verdadero. De lo contrario, se corre el riesgo de caer en un ciclo sin fin de corrupción y estancamiento, en el que todo cambia para que todo siga igual, ya que vislumbran la política como un fin aspiracionista y personal.