La simulación de la transformación en Hidalgo.



Julio Gálvez

En los últimos años, Hidalgo ha sido testigo de una dinámica política que ha dejado un sabor amargo en la boca de sus ciudadanos. Bajo el sistema conocido como "capitalismo de cuates," un grupo de políticos conservadores ha logrado apropiarse del gobierno estatal para realizar negocios al amparo del poder y, como consecuencia, enriquecerse a expensas del bienestar público.

Este controvertido sistema comenzó a tomar forma durante el sexenio de Murillo Karam y ha persistido en la política hidalguense desde entonces. La fórmula parece simple: una complicidad estrecha con empresarios corruptos y prestanombres políticos que les ha permitido a estos conservadores acumular riqueza de manera desmedida. Esta situación se ha vuelto especialmente evidente en el caso de los exgobernadores de Hidalgo, cuyas fortunas personales han crecido de manera exponencial.

La respuesta de la clase gobernante a la creciente inconformidad ciudadana y al deseo de cambio, como se expresó en las elecciones de 2022, ha sido lo que podríamos denominar "gatopardismo." En lugar de abrazar un verdadero cambio, han optado por una simulación de transformación. Mantienen en sus filas a las mismas mentes del viejo régimen y sus herederos políticos, conocidos como "juniors," mientras desplazan a la izquierda, que representa una verdadera alternativa al status quo.

Esta traición a la izquierda no es un acto aislado, sino una reacción calculada de los exgobernadores de Hidalgo y los poderosos intereses que han prosperado bajo este sistema. Para ellos, conservar sus privilegios es la prioridad, y están dispuestos a hacer lo que sea necesario para asegurarse de que nada cambie.

El desprecio manifiesto del gobierno de Hidalgo hacia la izquierda es un ejemplo claro de esta estrategia. No solo han traicionado a quienes buscaban un cambio auténtico, sino que también han incorporado en su gabinete a miembros del antiguo sistema político priista, subrayando su resistencia al cambio real.

Es fundamental reflexionar sobre el hecho de que, aunque el triunfo en 2022 pueda atribuirse al voto de la gente, este éxito se logró a pesar de los acuerdos políticos destinados a evitar una verdadera transformación. La historia nos recuerda tiempos similares, como las expectativas que se tenían en el año 2000 con la elección de Vicente Fox, cuando la gente esperaba un cambio significativo y, en última instancia, encontró más de lo mismo.

Es importante que la izquierda de Hidalgo persista en su búsqueda de un cambio verdadero y no permita que la simulación y el gatopardismo socaven sus esfuerzos. La verdadera transformación solo se logrará con un compromiso inquebrantable con los valores democráticos, ideales políticos y la rendición de cuentas, poniendo fin a un sistema que ha permitido que unos pocos prosperen a expensas de muchos.