PRI abre sus puertas a jóvenes de izquierda en Hidalgo.



Julio Gálvez.

La ambición desmedida de los exgobernadores de Hidalgo, desde el sexenio de Murillo en adelante, ha tenido consecuencias significativas en el ámbito político, especialmente para las nuevas generaciones en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Durante décadas, los mismos rostros políticos se adueñaron del gobierno, utilizando prácticas cuestionables y beneficiándose del capitalismo de cuates, enriqueciéndose a expensas del poder.

Sin embargo, muchos de estos políticos han encontrado refugio en la 4T en Hidalgo, ya sea a través del partido verde o Morena, cerrando las puertas a la ciudadanía y llevando consigo las prácticas criticadas del PRI. Esta migración destaca la presencia de caciques, juniors y traidores que priorizan sus intereses personales sobre las necesidades del pueblo.

Es crucial resaltar que este cambio de bandera partidista ofrece una oportunidad única para la ciudadanía de Hidalgo. La entrada de políticos provenientes del PRI a Morena presenta la posibilidad de romper con la clase política traidora y oportunista que ha prevalecido en la región. Este escenario evoca momentos como la transición de Fox en el año 2000, cuando la gente esperaba un cambio real y se vio decepcionada al encontrar más de lo mismo.

Jóvenes activistas de la sociedad civil, como el grupo Todos Unidos por Mineral de la Reforma, han experimentado el rechazo de Morena y han optado por unirse al PRI, que, tras su derrota electoral en Hidalgo, ha abierto sus puertas a la izquierda, previamente desplazada por los traidores de la clase política que provienen de todos partidos.



Con la próxima gubernatura de Hidalgo limitada a dos años, Carolina Viggiano se encuentra ante una oportunidad crucial para renovar al PRI. Sin embargo, esto implica la necesidad de abrir el partido a grupos de izquierda, creando un frente progresista que pueda impulsar el desarrollo en Hidalgo y contrarrestar el estancamiento y saqueo que ha afectado a la región. La clave reside en la apertura y la capacidad de Viggiano para liderar una transformación que responda a las necesidades reales de la población.