Reynosa, Tamaulipas, enfrenta una de las peores crisis climáticas de los últimos años. Un torrente implacable de lluvia ha sumergido la ciudad en el caos, arrastrando vehículos, colapsando vialidades y dejando a cientos de familias atrapadas en sus hogares, esperando un rescate que parece no llegar.
Las calles se han convertido en ríos traicioneros, mientras el agua sube sin piedad. La Guardia Estatal de Proximidad y equipos de emergencia luchan contrarreloj para salvar vidas, pero el desastre ya ha cobrado sus primeras víctimas: al menos dos personas han perdido la vida .
El gobernador Américo Villarreal y la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, han llegado a Reynosa en un intento desesperado por contener el desastre. Mientras tanto, hospitales como el IMSS e ISSSTE sufren daños estructurales, dejando a cientos de pacientes sin atención médica en el momento en que más la necesitan.
Las autoridades ruegan a la población que permanezca en sus hogares, pero para muchos, la única opción es huir antes de que la furia del agua lo arrase todo.