
Alonso Quijano
Mientras el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) advierte que en abril no hubo crecimiento alguno en la economía nacional, y los bolsillos de millones de mexicanos resienten el encarecimiento de productos básicos, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) asegura que los hogares del país están en condiciones de resistir una recesión.
Así lo expresó Rodrigo Mariscal, titular de la Unidad de Planeación Económica de Hacienda, quien sostuvo que “incluso si hubiera una recesión, los hogares mexicanos ahorita tienen ahorros suficientes y su oferta de balance, por decirlo de alguna manera, está bastante fuerte para enfrentar esta situación”. La declaración, lejos de tranquilizar, ha generado escepticismo entre especialistas y ciudadanos, quienes contrastan el optimismo oficial con la realidad diaria de una población que cada vez ve más reducido su poder adquisitivo.
La afirmación ocurre en un contexto de estancamiento económico, con señales claras de desaceleración y presiones inflacionarias persistentes, particularmente en alimentos y energéticos. Mientras el gobierno presume solidez financiera en las familias, en las calles se multiplican testimonios de hogares que sobreviven al día y que han visto menguar sus ahorros, si es que alguna vez los tuvieron.
Este tipo de declaraciones refuerza la narrativa gubernamental de fortaleza macroeconómica, pero plantea una duda legítima: ¿vive Hacienda en el mismo país que la mayoría de los mexicanos?