
Jorge Montejo
Dicen que la Cuarta Transformación está llena de sorpresas, pero nadie esperaba que una de ellas fuera Adrián Rubalcava, el flamante nuevo director del Metro de la CDMX. Así es, el mismo Rubalcava que hasta hace poco ondeaba la bandera tricolor del PRI con orgullo ahora es el encargado de llevar a buen puerto (o a buen vagón) el sistema de transporte más caótico de la capital. ¿Cómo ocurrió este giro inesperado? Fácil, Morena tiene un don para convertir expriistas en funcionarios de la 4T, porque aquí todos caben, siempre y cuando renuncien a su antiguo partido y abracen el movimiento… o algo así.
La presidenta Claudia Sheinbaum, como toda buena anfitriona, pidió este martes no prejuzgar el nombramiento de Rubalcava y, en un arranque de generosidad política, pidió que “le demos una oportunidad”. ¿Cómo no? Después de todo, si algo ha demostrado Morena es su habilidad para acoger a expriistas como si fueran piezas clave de la transformación. “A todos los que critican, les recomiendo que vuelvan a leer el capítulo del libro de ‘Gracias’ del presidente (AMLO)”, señaló Sheinbaum, haciendo gala de su habilidad para citar bibliografía gubernamental cuando el viento político sopla en contra.
Pero no todos en la izquierda están convencidos. Citlalli Hernández, secretaria de las Mujeres, no pudo contener su efusividad y felicitó a Rubalcava en redes sociales… aunque después borró el tuit, seguramente para darle un toque de misterio. ¡Ay, esas redes traicioneras que inmortalizan los tropiezos digitales! El monero Hernández, por su parte, fue más directo y resumió el sentir de muchos: “Por esto no votamos”.
¿Y cómo llegó Rubalcava al estrellato morenista? La historia es digna de una telenovela política. Renunció al PRI en noviembre de 2023, justo cuando vio que no le darían la candidatura a la jefatura de Gobierno capitalina y, en un acto de convicción transformadora (o pragmatismo de última hora), decidió apoyar la campaña de Sheinbaum y, más tarde, la de Clara Brugada. En premio a su súbita iluminación ideológica, recibió una senaduría suplente por el PVEM, porque aquí todos son bienvenidos mientras cambien de camiseta a tiempo.
Sheinbaum defendió con vehemencia su nombramiento: “Adrián toma la decisión de salirse del PRI, apoyar a nuestro movimiento y hay que darle la oportunidad de que desempeñe un buen papel al frente del Metro”. Porque, claro, si algo ha enseñado la Cuarta Transformación es que el pasado no importa siempre y cuando el futuro venga decorado con los colores de Morena.
Y así fue como Rubalcava se convirtió en el nuevo director del Metro, el mismo que en su momento criticó la administración morenista y ahora se dispone a enfrentar “una de las responsabilidades más grandes” de su carrera. Ya lo dijo él mismo: “Conozco el tamaño del reto”, porque si algo necesita el Metro son manos experimentadas… aunque vengan de la escuela tricolor.
Mientras tanto, Morena sigue ampliando su club de expriistas reformados. Quizás la Cuarta Transformación no sea tanto una revolución como una recicladora de viejas glorias políticas. Lo importante, al parecer, no es de dónde vienes, sino hacia dónde te diriges… siempre y cuando sea en dirección a la 4T.