Maria Gil
El sur de Pachuca vivió una jornada marcada por la incertidumbre y el temor, luego de que una fuerte movilización policial se registrara en el camino de terracería que conecta la colonia ISSSTE con el fraccionamiento Juan C. Doria. El motivo: el hallazgo de un costal abandonado, con probables restos humanos en su interior, que fue reportado por personas que transitaban por la zona.
Los primeros en responder al llamado fueron elementos de la policía municipal, quienes rápidamente acordonaron el área para preservar la escena y evitar la alteración de posibles evidencias. A la espera de peritos y agentes de la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo, el sitio quedó bajo estricta vigilancia, mientras el rumor y la preocupación crecían entre vecinos y curiosos que se acercaban a observar la inusual actividad policial.
El costal fue detectado por ciudadanos que circulaban por el camino de terracería y, ante lo sospechoso de la situación, decidieron alertar al número de emergencias. La pronta reacción de los cuerpos de seguridad evitó que la escena fuera contaminada, pero las dudas sobre la identidad y las circunstancias detrás del hallazgo apenas comienzan.
No es la primera vez que en Pachuca se reportan casos de este tipo: restos humanos abandonados en espacios públicos, caminos aislados y zonas de tránsito poco vigiladas. Cada episodio, lejos de ser una excepción, parece confirmar el avance de la violencia y la impunidad en la región.
La espera por información certera genera un clima de zozobra entre los habitantes de las colonias cercanas, quienes demandan respuestas claras y acciones concretas para garantizar su seguridad.
Una vez más, la desprotección ciudadana y la falta de vigilancia en caminos intercolonias se hacen evidentes. La ciudadanía, por su parte, se enfrenta de nuevo a la crudeza de una realidad que parece avanzar más rápido que las soluciones de fondo.
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