Parlamento iraní aprueba cierre de Estrecho de Ormuz



Alonso Quijano 
21 de junio de 2025

El Parlamento iraní ha encendido las alarmas globales este domingo al aprobar una propuesta que plantea el cierre del Estrecho de Ormuz, una de las rutas marítimas más estratégicas del planeta. Por este estrecho circula diariamente cerca del 20% del petróleo y gas natural licuado del mundo, lo que lo convierte en un punto neurálgico para la estabilidad energética global. La medida, aunque aún no es definitiva, representa una clara advertencia geopolítica en medio de la creciente tensión militar entre Estados Unidos e Irán.

La decisión final está ahora en manos del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, órgano que deberá evaluar las implicaciones militares y económicas de semejante acción. Así lo confirmó la cadena estatal Press TV, mientras que el legislador y comandante de la Guardia Revolucionaria, Esmail Kosari, reafirmó que el cierre del estrecho “está en la agenda y se hará cuando sea necesario”.

Este posible movimiento ocurre en un contexto de escalada bélica. La semana pasada, Estados Unidos lanzó ataques sobre instalaciones nucleares iraníes, lo que incrementó las tensiones regionales y llevó a agencias marítimas a recomendar a buques comerciales evitar las aguas iraníes del Estrecho por seguridad. La región está encendida, y el Golfo de Omán —donde se encuentra el estrecho—, se ha convertido en zona de riesgo para las principales rutas navieras del planeta.

No es la primera vez que Irán amenaza con cerrar el Estrecho de Ormuz. En repetidas ocasiones, Teherán ha utilizado esta vía como ficha de presión frente a las sanciones y operaciones militares occidentales. Pero a diferencia de ocasiones anteriores, esta vez el Parlamento ya dio luz verde formal, lo que implica un paso más serio hacia una medida que tendría efectos devastadores para el comercio global de energía.

El Estrecho de Ormuz conecta el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán y el mar Arábigo, y es transitado por buques petroleros que transportan millones de barriles hacia Asia, Europa y América. Su cierre podría disparar los precios del crudo a niveles sin precedentes, colapsar rutas comerciales y aumentar la presión inflacionaria en economías que dependen de las importaciones energéticas.

Mientras tanto, los gobiernos occidentales observan con preocupación el desarrollo de los acontecimientos. Analistas advierten que una decisión de este calibre podría representar no solo una crisis energética, sino el preludio de un conflicto militar abierto en el corazón del Medio Oriente.

En un momento en que los mercados ya se tambalean por las tensiones geopolíticas, el mensaje de Teherán es claro: si Estados Unidos continúa con su agresión, Irán está dispuesto a usar su posición estratégica para golpear donde más duele: la energía que mueve al mundo.